capítulo 20. Parte 3.

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Lilith POV.






Tomo mi avena de desayuno mientras llegan todas las princesas, mis amigas y la familia. Me pongo de pie junto con Erick para recibirlas, voy hasta mis amigas que ayer las dejé solas pero como las tres estaban en sus habitaciones gritando no iba interrumpir a menos que escuchara dolor.

—Ya te habíamos conseguido un hombre pero te fuiste —me dijo Keila tomando su cabeza—. Anoche bebí y bebí hasta cansarme, luego tuve sexo y sexo hasta que nos teníamos que ir. No sé como camino con 23 cm que todavía siento en mí —dice ella.

—¿¡23!? —dice impresionada Mackie—. Me tocaron los 17, nada doloroso. Todo placentero pero horas y horas de sexo, no me dió tiempo ni de tomar algo que no fuera agua de su boca que me la pasaba.

—Les gano, 26. 7 cm bebés —dice con orgullo Roseanne—. No sabía que los lobitos estaban invitados pero ese lobo si me hizo disfrutar.

—¿Lobos? Los lobos no pueden estar en esa tipo de fiestas —digo y ella frunce el ceño.

—¿No tienen un pacto de paz? —preguntan las vampiras.

—Si, pero la paz con Drácula jamás. La tienen con Blade, pero si Drácula estaba en esa fiesta ellos no pueden estar cerca si no quieren morir —ellas se miran entre sí—. ¿Todas se acostaron con lobos, verdad? —las miro y ellas bajan la mirada—. Lo sabía. Los lobos están en celo también, es que encerio ustedes no pueden venir tres segundos hacía a mí y me dicen “oye nos vamos a acostar con los lobos” mínimo les fuese advertido que tenían que irse de la fiesta si lo querían hacer si no quieren problemas —reprendo.

—Es que te buscamos pero no te vimos y ya estábamos necesitadas —se excusan.

—Vayan al cuarto, se quitan el olor a perro, se cambian y luego a van a sentar en la cama van a pensar que me van a decir porque las conozco y voy a subir después —les digo molesta. Tendré que hablar con Blanca y Drácula sobre esto, ellos no deben estar ahí pero no les pueden decir nada por mis amigas calientes que se dejan llevar por la vagina.

Ellas iban a decir algo pero señalo las escaleras y se van con la cabeza abajo. Me acerco a Drácula pidiendo un momento con él, le cuento lo que sé y me dice lo que ya sé.

—¿Puedo hablar con ellas? Mantener esto con cautela no es sencillo con la familia más chismosa —me dice—. Tengo que hablar con ellas para saber si se van a encontrar de nuevo con ellos o que va a pasar.

—Yo creo que sí lo van a hacer.

—Preparate para la comida con Lucifer que llega en cualquier momento y llévalas a el despacho de Erick.

Asiento, deja un beso en mi frente para luego retirarse. Inclino mi cabeza en respeto a la familia para retirarme hasta mi habitación ellas me están esperando en la cama—. Bajen al despacho de Erick, saben donde está —les digo—. No traten de mentir, es Drácula. No podrán y el hermano de Blanca se encarga en manejar las mentiras y no podrán mentir.

Ellas salen sin decir nada. Yo busco la ropa que me voy a poner y encuentro el vestido que elegí ayer para ponerme hoy.

Si voy a conocer a el rey del Inframundo que es tío de Erick, no puedo presentarme como una princesa. Debo estar como si yo fuera parte de la familia del Inframundo, por eso el vestido de látex negros con un escote corazón que aprieta mis pechos subiendo los, el cierre dorado está delante con una abertura atrás no tan reveladora pero sensual. El vestido es a mitad del muslo, tengo dos bolsillos a los costados de mis caderas y aprieta mi cintura amoldando la aunque yo tengo un poco de cintura no exagero, nunca me concentré en eso. Me abrocho bien las tiras porque se me salían los senos completos, después de ajustarlo ahora sí subo el cierre y me aprieta todo. Me volteo y el tracero que me hace está envidiable.

la profesia de los rubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora