capitulo 20

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Lilith POV.



Una semana ocupada, dos semanas ocupadas y llegó el sábado en la noche. No he visto durante estas dos semanas a Erick que no sea por la cena, pero está sentándose al contrario en donde estoy entonces solo lo veo, no le hablo, ni él me habla. Solo me dice buenos días y buenas noches como a alguien de la cocina, friego los platos para luego comerme mi merienda de la cena. Me besan las mejillas mis tres mejores amigas con una sonrisa y me preguntan como me siento sobre de que mañana me van a morder.

—Me siento nerviosa, pero también tengo mucho miedo. Sé que va a doler, además de que Erick no se va a detener aunque me desmalle.

—No creo que eso pase, él —no termina Roseanne porque las mellizas la obligan a callarse.

—Mejor vamos a dormir —asiento, me arreglo mi bata para dormir y vamos hasta nuestra habitación en la que entra Erick.

—Buenas noches —le dice a mis amigas entrando—. Arregla un bolso pequeño para un viaje de un día para estar cómoda en aire libre como césped.

—¿Vamos a salir?.

—Solo tú y yo.

Asiento. Lo llevo al armario conmigo, le voy preguntando por lo que llevo y elige mi ropa interior también. Saca un hermoso vestido que guardaba para una ocasión especial—. Llévalo, y luego te cambias si quieres.

—Esta bien.

(El vestido de multimedia es el vestido que ella se llevará para el viaje sorpresa)

Sale de la habitación para luego irme a la cama con mis tres mejores amigas que me abrazan y nos reímos de cuentos y relatos que nosotras contamos de nuestra niñez, sus favoritos son los míos. Al vivir en castillo puedes tener varias historias divertidas llenas de aventuras.

Me quedo dormida soñando cuando tenía 6 años y pude ver el lado respetable del señor Erick, ese que nadie conoce. Si tiene corazón y sentimientos, ese día me llenó el corazón de amor y el estómago de mariposas. Sonrío en el sueño pero se me borra la sonrisa cuando siento una fría mano en mi rostro rozando mi piel la cual doblo de inmeadiato abriendo mis ojos, pero la suelto al ver los ojos turquesa me voy separando de las abrazadoras de oxigenada, zanahoria y malhumorada.

—¿Lista? —susurra.

—No, me acabas de despertar —digo molesta medio dormida.

Me lleva al baño y me hace bañarme mientras me espera con mi ropa detrás de la puerta con mi toalla bien puesta me da entrega de la ropa interior de encaje color rojo y el vestido que me pongo pero al ver que no podía tener sostén me lo quito, me termino de poner mi vestido, abro la puerta de espaldas para que en suba el cierre dándome un escalofrío cuando sus gélidas manos tocan la piel desnuda de mi espalda, lo sube con lentitud para luego darme la vuelta y darme una mirada llena de admiración con un destello que solo había visto una vez.

—Estas hermosa —me dice y me hace sonrojar—. No te maquilles, deja tú cabello suelto solo desenreda lo y mejor te llevas estas zapatillas —me entrega unas color carne sencillas pero delicadas. Voy para cepillarme mi cabello y luego mis dientes, me carga mi bolso. Nos vamos juntos a la cocina en la que recoge comida en otro bolso que es hielera, busca algo en su habitación mientras yo desayuno y luego baja con su bolso deportivo ya cambiado. Un pantalón gris col unos zapatos caros de cuero negro con una camisa manga corta con los tres botones desabotonados, su cabello negro espeso callendo de lado por su peinado. Se ve sin duda alguna como el ser más sexy.

Sus cejas oscuras con ese ligero corte, sus labios rojos teñidos, su perfilado rostro, con dedos largos, manos seductoras y uno brazos llenos de músculos. Ese six packs fornido se asoma por su camisa ceñida, me da entrega de mis audífonos para luego montarnos en su camioneta. Me quedo con los bolsos en mis pies, discutimos al respecto pero decidió darme la razón después de unos 5 minutos de discuta de bolsos atrás o adelante conmigo.

la profesia de los rubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora