capitulo 9

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Erick POV

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Erick POV.

Veo como Lee uno de mis libros favoritos, me gusta más en hebreo y se lo comento pero ella no lo sabe hablar y por un momento se me olvida que es humana.

Ángela no tiene olor, su sangre es agria porque si viene de vampiros significa que ella tiene su sangre y a menos que sea la vampira de mi alma gemela su sangre me va a saber dulce.

No me ha pasado eso de las almas gemelas, tengo 200 años pero quiero un alma gemela. Todos me consideran un viejo por no tener una, mi padre y madre se conocieron a los 150 años pero bueno...en algún momento vendrá.

Veo como se acomoda la mocosa en el puff y queda dormida en segundos, su respiración se vuelve calmada y lenta. La luz brillante de la luna que entra por la ventana traspasa su rostro con unos rayos muy leves de Liz tenue muy angelical, toda ella es como un ángel. Inocente y puro, eso es lo que refleja con el color de sus ojos color zafiro como me gusta llamarlos en privado, son de un celeste raro ya que cambia de color sus ojos azules a un gris con un poco de azul o al revés.

Sus labios se entre abren un poco, son grandes, rojizos y en forma de un corazón perfecto. Veo a la niña de la cama y esa tomó la cama completa, veo a la mocosa otra vez y recuerdo la libreta.

Me pongo de pie y me siento en el escritorio, abro la libreta y veo todos los dibujos por grafito. Apago la luz y escucho un jadeo de como falta de respiración, me acerco y veo como su piel brilla por le sudor que le corre, sus labios temblando, lágrimas en sus ojos y su respiración agitada.

Ella sigue dormida, ya sé que le hace pero no puedo hacer nada por ahora porque no puedo salir del castillo a ir a ver al estúpido.

La tomo entre mis brazos y se acomoda en mi pecho, se me monta encima enrollando mis piernas con las suyas. No entiendo cono esto lo hace dormida.

Su respiración pasa como la de antes y por alguna extraña razón siento que debo protegerla de cada daño, de todo lo que pase debo calmarla como un escudo. Acaricio su cabello sin pensarlo y eso es lago que no hago.

Dejo mi otra mano en un costado de mi cuerpo y me quedo dormido, es realidad sigo despierto atento a todo pero descanso a la vez.

Dejo mi otra mano en un costado de mi cuerpo y me quedo dormido, es realidad sigo despierto atento a todo pero descanso a la vez

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la profesia de los rubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora