2. Valentía Social

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Son las 8:00 en punto cuando entro al salón de clases. Veo que mis nuevos compañeros hablan entre sí, riendo y chismoseando de alguien más. La mayoría de los chicos están atrás, donde el profesor no puede llamarles la atención. Ellos también charlan entre ellos, seguramente sobre su fin de semana o algún partido aburrido. Algo bastante corriente.

—¡Hey, tú!—una chica con cabello marrón y gafas me grita desde su asiento.

La miro impasible.

—¿Qué quieres?—digo cortante.

Las dos chicas a ambos lados de ella, ríen y se murmuran entre sí. La de gafas me mira entrecerrando sus ojos.

—Eres la nueva.—dice desafiante.

—¿Algún problema con eso, cuatro ojos?—la clase entera dice: "¡Uh!".

—Silencio, idiotas.—dice ella mirando amenazante a los chicos de atrás.

Ellos asienten, tratando de contener sus risas. La chica pone su vista en mí nuevamente, me mira sin expresión.

—¿Qué te hace pensar que puedes venir y tratarme así?—me dice tranquilamente.

Me encojo de hombros, tomando asiento en un lugar adelante de todos.

—Eso es lo mismo que yo te pregunto.—digo indiferente.

Me mira enojada. Abre su boca para decirme algo, pero la puerta se abre, dejando entrar a una señora gorda y petisa con un maletín negro en su mano derecha. Todos se levantan para saludarla, la chica en el lugar opuesto al mio, no tiene otra opción que callar.

—Buenos días, alumnos.—dice mientras se acomoda en su escritorio.—Soy Katerine D'Orlans, como algunos de ustedes saben.

—Y espero que este año, todos estudien.—se aclara la garganta, pone su mirada en alguien en el fondo.—¿Verdad, Cameron?

Me giro con curiosidad de saber quien es ese Cameron y me llevo una sorpresa al ver que es mi vecino. Qué agradable. Ahora tendré una razón más para caerle de culo.

—Sí, profesora.—dice él, cínico mientras roda sus ojos.

—Sácate esa gorra, muchacho.—lo regaña y toda la clase ríe.

Cameron mira cabreado a la Prof. D'Orlans. A regañadientes, se saca la gorra negra de su cabeza y toma asiento. Ahora entiendo porque no lo reconocí, fue por esa gorra que cubría su cabello rojo. La profesora lo ve en shock.

—Sr. Hyde, sé que no le fue muy bien el trimestre pasado en mi clase, pero eso no justifica que tenga la cabeza en llamas.—dice burlona, la clase se le une con algunas risas.

Él resopla con fastidio, cogiendo su mochila del piso.

—Lo sé.—dice aproximándose adelante, su voz es fría.—Pero haber descubierto que el entrenador la engañaba con la Srta. Wilson tampoco es motivo para haber engordado tanto.

Todo mundo estalla en risas, la piel de mi profesora se tiñe de un rojo escarlata. Mi vecino se acerca a la puerta del aula con toda la calma del mundo por haber avergonzado a nuestra profesora.

—¡A DIRECCIÓN!—chilla la mujer.

—¿Para que cree que levanté mi culo del banco, vieja fastidiosa?—más risas y él sale de la habitación con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡SILENCIO!—grita ella fuera de sus cabales.—¡HE DICHO SILENCIO!

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Luego del escándalo que hizo la profesora, el director vino a poner orden. Dado que la pobre tuvo un ataque nervioso, así que nos dio las próximas horas libres, mientras se dedicaba a darle un Valium a la Prof. O'Orlans y buscar un reemplazo de ella.

Ángeles Entre Nosotros | SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora