25. Enamoramiento Ajeno

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La ansiedad me carcome por dentro, también la culpa y el odio que siento por Cameron. Siento todo mi cuerpo tenso a cada paso que doy hacia la pista de atletismo, este frío de la mierda tampoco ayuda mucho a mi humor. Y aunque Apolo este haciendo todo lo posible para distraerme, no lo esta consiguiendo.

Desearía que hubiera una manera de apagar mis pensamientos por rato. Solo por unos instantes, si fuera posible. Mirate las muñecas, estúpida. Si hay una manera. Sacudo la voz cruel de mi cabeza, hago el intento de una sonrisa cuando Apolo se ríe de algo que le causa gracia, el me mira y se detiene abruptamente, comienza a examinarme.

—Oye, Thea...—anuncia con una media sonrisa, abro mi boca y el continua hablando.—Yo se que no quieres ir, y aun asi debes ir por una estúpida nota, pero te propongo algo.

—¿Que?

—Que les follen.—comenta con una sonrisa torcida y divertida.—Que importa si repruebas la materia, no eres la única que lo hace, ni tampoco la ultima. Solo es un estúpido numero. Además, puedes aprobarla a fin de año. No todo es escuela y tareas y ese rollo.

Lo miro seria. Y comienzo a preguntarme si realmente es necesario toda esta mierda; yo no me desmorono por un idiota como Cameron. Ni tampoco lloriqueo por basuras como el. ¿Y cuando aprobar una materia se volvio algo importante en mi vida? ¿De donde cojones salio este melodrama en mi vida? Apolo tiene razón.

—Que les follen.—afirmo sonriendo diabólica.—Si yo no quiero ir a un lado, no voy. Si quiero mandar alguien al diablo, lo hago.—no se como he podido olvidar algo tan básico y privilegiado de mi.—Gracias, idiota, aclaraste mi cabeza.

—De nada.—dice con orgullo, nos volvemos y empezamos a caminar en dirección contraria de la practica.

¿Porque no había echo esto antes? ¿Tan estúpida me puse por ese pendejo que me hizo pensar en él cada jodido rato? Estoy bien tonta.

—¡Thea! ¡Hey, hola!—giro mi cabeza y veo a Clarissa trotando hacia mi, frunce un poco el ceño al ver a Apolo.—Oh, no estas sola. Sino con el.—mira con desden a mi amigo, este le sonríe hipócrita.

—A mi también me da mucho gusto volver a verte, gordis.—Clarissa aprieta su mandíbula con fuerza, Apolo sonríe triunfante.

—¡Idiota!—coge una piedra del piso y se la lanza, ambos la esquivamos.—Thea, ¿porque te juntas con ese afeminado? ¿Y porque no estas yendo hacia la practica? Cameron va a matarnos si llegamos tarde.

Apolo le saca la lengua, escondiéndose detrás de mi. Doy unos pasos hacia Clarissa y sonrio con falsedad, pongo una mano sobre su hombro y le digo:

—Uno, porque es mi amigo, al igual que tu.—las palabras salen rápidamente y con un sabor amargo.—Y dos, porque no quiero.

—Pero...

—Calla. Mira, Cameron y todo el mundo puede irse a la mierda. No me importa.—y de pronto, ese rencor y ese deseo de venganza se sacude rompiendo sus cadenas, el trato que habia echo con Cameron ahora me parece una bella y preciosa oportunidad de arruinarle la existencia, se me ocurre una idea para quitarle la venda de los ojos a Clarissa.—A ti también debería valerte todo esto, en especial, Cameron. Luego de lo que dijo sobre ti...

—¿Como dices?—pregunta confundida mientras frunce el ceño, tengo una estúpida sonrisa cinica y a la vez un remolino de emociones en mi estomago.—¿De que hablas? ¿Que dijo Cameron sobre mi?

—Oh, joder, se supone que era un secreto.—finjo pena, Apolo nos mira estoico.—No se supone que deba decírtelo.

—Thea, ya, dímelo.—se cruza de brazos, nerviosa.

Ángeles Entre Nosotros | SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora