50. Test

124 14 9
                                    

Thea P.D.V.

—Eso no funciona conmigo.—me giro con mis ojos llorosos.—No voy a dejarte. 

—Ya lo han echo varios antes, uno mas no hace la diferencia.—digo fría. 

Creo que no te has dado cuenta aún que yo no soy normal, y por lo tanto, no soy igual a esos "varios".—dice en un tono arrogante.—Desde que le reventé la cara a ese tipejo ya asumí mi papel como tu nuevo mejor amigo. 

¿Nuevo mejor amigo? ¿Es un recuerdo sobre... Apolo?

—Y si no te gusta, te jodes, porque yo cuido a mis amigos.—se acerca a mi y me abraza. 

La misma escena se vuelve a repetir, no puedo irme a ningún otro lado, la cara de la persona que dice todo eso es borrosa al igual que su voz, es inquietante y me da algo de miedo. Quiero irme. Pero cada vez estoy mas convencida de que es Apolo la persona desconocida.

De pronto, todo se desvanece a mi alrededor, la figura se difumina en particulas por todo el espacio, durante unos segundos estoy rodeada por estas partículas y luego se mueven otra vez formando otra figura distinta a la de hace rato. Esta es más alta, está muy cerca de mi, menos de medio metro, su rostro también esta borroso. Siento mi corazón en un puño.

Thea, tranquila.—dice mirándome serio, siento mis ojos llenarse de lágrimas y no se porque—Soy como , mira.—lo siguiente que me muestra me deja boquiabierta, arremanga su camiseta gris dejando a la vista unas cicatrices similares a las mías. Subo mi vista para mirarlo.

Esas cicatrices... las he visto en algún lado... ¡Oh, por Dios!

Cameron...—digo en un hilo de voz automáticamente, es él.

Como por arte de magia, su rostro aparece, todavía tiene su cabello rojo y un piercing en su labio inferior, sus ojos son oscuros sin embargo. Se ve diferente, todo esto se siente diferente.

—No digas nada.—dice cortante, empiezo a escuchar unos pasos.—Sera nuestro secreto.

¿Nuestro secreto? Y la escena otra vez cambia y se reforma en otra con él. Estamos en mi cama, él encima de mi, su aliento en mi rostro y esa mirada de deseo que conozco tan bien.

Se lo que dije, pero acabo de recordar que yo no tengo respeto por los demás ni por sus decisiones.—coloca una de sus manos en mi entrepierna y mis ojos se abren como platos, mi respiración se agita a medida que empieza a moverla.—Y no seras la excepción. "Esto" continuara todo el tiempo que yo desee. Así que la persona que te guste puede irse a la mierda, porque eres mía.

—¡I-idiota!—gimo arqueando mi espalda.

—A ti te encanta que sea así.—murmura en mi oido con una voz ronca que me estremece.

Lo sabia, si había estado con él antes de intentar suicidarme. Y por ende, ya le había contado sobre mi padre.

************************************

Ángeles Entre Nosotros | SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora