46. Diagnóstico

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Thea P.D.V.

Hace tanto que no me siento así de bien. Como si viviera en una nube dulce y ligera. Me siento tan tranquila. Y mis labios no pueden parar de curvarse un poco al pensar en él.

Llego a mi habitación y veo salir del cuarto de Apolo unas enfermeras y un doctor, seguidamente veo a... ¿Lucían? ¿Pero qué mierda? Me acerco a la puerta y ellos me notan.

—Oh, hola, Thea.—me saluda el hermano de Cameron.

—¿Sucedió algo con Apolo?—digo al doctor, pasando de Lucían.

Él mira a Lucían de reojo y este asiente, pone sus ojos otra vez en mi y dice:

—Srta. Boone, ¿ha notado alguna conducta extraña en el Sr. Lane estas últimas semanas?—me pregunta intrigado.

—¿Conducta extraña?

—Irritabilidad, problemas para dormir, ataques de ansiedad, poco apetito...—lo interrumpo.

Se me viene a la cabeza ese instante en las duchas del instituto, cuando él lloraba desconsoladamente.

—No.—decido mentir, porque sé que seguramente el doctor querrá saber lo sucedido y me niego a contar algo tan personal de Apolo a un extraño.

—Entiendo.—dice estoico.—Bueno, le contaré dado que ustedes son bastante cercanos.

—Cuando una enferma vino a dejarle el almuerzo, vio que su pillama tenía unas manchas rojas y eso la alarmó. Le pidió que le dijera de donde venía la sangre y él respondió que no sabía.—me cuenta con seriedad.—Y cuando vine a revisarlo, encontré que tenía unos cortes en su antebrazo izquierdo. Eran superficiales, pero ocupaban 4 cm de su piel.

¿Cortes?

Le pregunté si él se había echo eso. Y no dijo nada. Así que debemos asumir que él ha sido. Tal vez se trata de un caso de estrés post-traumático debido a todo lo que sucedió. Pero seguimos hallando unas heridas más viejas; unos cortes y otros lo que parecen ser quemaduras de cigarrillos, también moretones en unas áreas más privadas...—el doctor suspira.—Su historia clínica no tiene registro de esto, así que debió ser echo por él o por alguien más.

—Un psicólogo ha hablado con él, y nos ha confirmado lo que sospechabamos; el Sr. Lane padece de depresión. Asi que comenzará un tratamiento con él.

—¿Y él que tiene que ver?—pregunto mirando a Lucían.

—Llamamos a los padres del Sr. Lane para informarles de la situación y de otros tantos papeles que deben firmar para el alta de su hijo y dijeron que pagarían la cuenta del hospital pero que... no vendrían por él.—abro mi boca sorprendida.—Si, nosotros estuvimos así de sorprendidos también.

—Y tengo entendido que el Sr. Hyde también tiene a su hermano con un problema similar.—el doctor mira a Lucían otra vez, incitándolo a contestar.

—Déficit de atención, trastorno de la conducta, depresión.—lo veo con las cejas alzadas.

—El psicólogo que los atendió, recomendó que estos dos pasen tiempo juntos. Y como Apolo está empezando a tener esta tendencia, lo mejor es que esté acompañado.—Lucían asiente sonriendo leve.—El Sr. Hyde aceptó esta propuesta gracias a su bondad y generosidad.

Sigo sin entender lo que tratan de decirme.

—Resumiendo, Apolo vendrá a vivir con Cameron y yo un tiempo.—dice Lucían sonriendo amable.

Hostia puta.

—Ah.

—Sí, el Sr. Lane ya lo sabe. Y si quiere puede entrar a verlo.—el doctor hace un gesto con la mano señalando la puerta, se despide de nosotros y junto con las enfermeras se van.

Ángeles Entre Nosotros | SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora