32. Primogénito

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Cameron P.D.V.

Resoplo y maldigo. Me detengo enfrente de la casa de Thea y miro en esa dirección unos segundos. Ella no querrá hablar conmigo, lo mejor sera que le de tiempo. Suspiro y subo los escalones. Abro la puerta y me meto.

Todo esta silencioso, voy hacia la sala de estar y encuentro a mi madre tumbada en el sofá, inconsciente. Hay unas botellas de licor sobre la mesada y residuos de un polvo blanco, cocaína seguramente. Abre un poco sus ojos y me ve.

—Oh, eres tú.—dice decepcionada, hoy tiene un humor "dulce", será un poco mas dócil.

Tomo las botellas vacías de la mesa, voy a la cocina y las tiro en el basurero, cojo un trapo y limpio la mesada de la sala de estar en silencio, puedo sentir sus ojos en mi.

—Eres tan amable y caballeroso.—dice cuando limpio su rostro con una toalla húmeda, eso dice ahora.

Ella estira la mano para intentar tocar mi rostro pero retrocedo rápidamente. Evado sus ojos y en eso, veo una factura de luz tirada detrás de la mesada. La cojo y veo un aviso de corte de servicios por falta de pagos.

—Debes estar jodiéndome.—murmuro, voy al interruptor de la sala y como lo pensaba al encenderlo, no hay luz.—¡Mierda! ¡¿Porque no me avisaron que llego esto?!—alzo el brazo con la factura.

Miro bien la boleta, tres meses de retraso.

—Estos idiotas no actualizaron la información, ya pagamos dos meses. Yo...—me interrumpo al instante de darme cuenta de algo.—Yo te di el dinero a ti, mamá.—ella me mira rápidamente y luego aparta la vista—¿Se lo diste a él, verdad?

—Esta vez dijo que si gan...

—¡Eres, eres...! ¡Dios!—grito furioso y exasperado.—¿¡Porque mierda le sigues creyendo!? ¿¡En verdad, crees que va al casino solo para duplicar el dinero!? ¡Lo está gastando junto con alguna puta barata de ahí!

—Te lo he repetido un millón de veces, Cameron. Él no haría eso, y esta vez sera diferente.—se sienta en el sofá y me mira regañandome.

—¿Ah, si? No me digas, ¿diferente como?—digo sarcástico y cínico.—¿Vas a dejar de chupar pollas por unos billetes? ¿Ah? ¿Vas a dejar de tomar y drogarte? ¿Mm?

—Cameron, ya cállate.—me giro y veo a Lucían, este pasa a un lado de mi y agarra una manta que estaba sobre con sillón, lo pone sobre los hombros de mi madre.

—Lucían, hijo, menos mal que regresaste.—le sonríe y mira a mi hermano con adoración, besa su mejilla.—¿Como te fue en el ejercito?

Lucían me mira estoico, dejo distancia entre nosotros de lo contrario le saltaré a la yugular. Otra vez.

—Muy bien, mamá, terminé de hacer los tramites y puedo decir que ya finalice mi servicio en el ejercito. También conseguí una entrevista de trabajo para mañana.—mi madre aplaude a su hijo favorito y lo felicita.

—Toma nota, Cameron, así es como lo hace un hombre de verdad.—me dice ella abrazando a Lucían.

Trato de no rechinar mis dientes.

—Entonces que "el hombre de verdad", pague la puta luz.—hago un bollo con la boleta y la tiro en dirección de Lucían, este la coge enseguida.

Pongo mi mochila al hombro y subo las escaleras, abro la puerta de mi cuarto y saco lo de mi morral, unos cuantos libros inservibles del colegio y pongo mi libreta de dibujo junto con unos guantes de kick boxing. Necesito salir de esta casa y golpear algo.

Ángeles Entre Nosotros | SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora