53. Todo

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Unos días después...

Apolo P.D.V.

El timbre del receso toca y todos salen del aula, espero a que Thea termine de guardar sus cosas y nos vamos hablando de trivialidades. En el camino hacia el exterior veo carteles pegados sobre el baile de graduación. Aunque a nosotros todavía nos falta un año mas para graduarnos, miro uno de los afiches.

Uhmmm... sólo pueden ir los de tercero, cuarto y quinto año.

Será dentro de unas dos semanas aproximadamente. Y es de gala, vaya.

—¿Piensas ir al baile?—me codea Thea medio sonriendo.

—Ni loco. Seguro estarán los del equipo.—digo seguro.

Ella asiente con una pequeña mueca, sabiendo a que me refiero. Paso de ver a mis violadores y todo ese rollo.

—¿Acaso tu vas a ir?—le pregunto enarcando una ceja divertido.

—Odio los vestidos y las hipócritas fiestas sociales de este instituto. Así que no.—dice con desden, y yo me rio.

—¿Y si Cameron te invita?—digo burlon.

—No creo que a él le guste vestirse con esmoquin y venir al instituto solo para tomar bebidas sin alcohol.—argumenta.

Es buen punto también.

—¿Y que hay de tu pelirrojo? ¿Como se llamaba? ¿Patricio?

—Patrick. Y no, ya no le hablo.—contesto seco.

—¿Porque no?

Escucho que alguien aclara su garganta detrás de mi, nos giramos y vemos a Patrick empujando a Cameron con su silla de ruedas. El me dedica una sonrisa algo falsa y burlona.

—Porque él esta evitándome.—dice mirándome y siento como me pongo rojo.

—Así que tu eres Patrick.—dice Thea acercándose un poco a ellos, lo mira con ojos desconfiados.—¿Ustedes dos como se conocen?

—Somos compañeros de Química.—contesta Cameron, resoplando.

—De saber que él vive con Apolo, me habría presentado antes con el y contigo, Thea.—dice Patrick acercándose y extendiendo su mano en dirección de Thea.—Mucho gusto.

Mi mejor amiga lo mira con rostro inexpresivo, pero acepta su mano y la estrecha.

—Ahora, si no les importa quisiera hablar a solas con Apolo.

—Vamos.—le dice Cameron a Thea con media sonrisa.

Maldigo en mi interior mientras veo como Thea se aleja guiñandome un ojo y una sonrisa socarrona. Maldita traidora. Le saco mi dedo medio y se carcajea. Patrick solo niega con una media sonrisa.

Lo miro suspicaz, y luego miro disimuladamente a nuestro alrededor en busca de... vale, estar en esta escuela me ha vuelto paranoico sobre todo con las cosas que hacen a los estudiantes.

—¿Buscas a alguien? ¿O simplemente te avergüenza que te vean conmigo?—dice Patrick mirándome frio.

—No es eso.

—¿Entonces qué, Apolo?—contesta con fiereza.

Aprieto mi mandíbula y maldigo por lo bajo, le digo que me siga a un lugar con menos gente.

Me muevo sin esperarlo, camino por los pasillos, y subo muchas escaleras. Llego a la puerta de la azotea del instituto, la abro y me aseguro nuevamente que no hay nadie aquí arriba. Patrick aparece y cierra la puerta detrás de si mismo.

Ángeles Entre Nosotros | SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora