Capitulo 13

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ALEKSEI

Me peino el cabello hacia atrás, a Demian le inyectaron un tranquilizante y le pido a los escoltas que se lo lleven. Estoy enojado y excitado, es que se veía como una maldita diabla y mi punto débil siempre será cuando actúa de esa manera.

─Cierren el portón. ─ordeno a los escoltas.

Alexandra entra a la mansión y no tardo en seguir sus pasos, me mira sobre su hombro y me dedica una sonrisa lujuriosa, poniéndomela más dura. Entramos al cuarto y con mi pie cierro la puerta, se da la vuelta y la tomo del cabello acercándola a mis labios.

─ ¿Fue planeado o un maldito impulso? ─murmuro sobre su boca.

─Ambas. ─pasa su lengua por mis labios. ─Solo aproveché la oportunidad.

Me toma del cuello de la camisa y estrella sus labios con los míos, nuestras lenguas se encuentran y me separo un poco, para quitarle la blusa. Me quedo absorto viendo sus pechos, pasa su dedo índice por ellos y me mira, provocativa.

─ ¿Te gusta lo que ves? ─alza la ceja.

Se acerca y pone la mano sobre mi erección. ─Eres un enfermo.

─Sí. ─la tomo del cuello. ─Enfermo de ti.

La llevo contra la pared besando su cuello, otro fetiche de ella es romperme la camisa, así que lo hace. Nos deshacemos de lo que nos queda de ropa y enreda sus piernas en mi cintura, la penetro con dureza y se sostiene de mis hombros. Me toma del nacimiento del cabello para levantar mi cabeza y empezar a besarme.

El deseo nubla mi mente y la aviento a la cama, me espera con las piernas abiertas y no tardo en ir hacia ella. Me deslizo por su canal una y otra vez, siento que no es suficiente. Me araña, chilla y muerde mi hombro. Dejo de moverme y me mira furiosa, haciéndome soltar una risa.

Tomo su cintura para voltearla y que quede en cuatro, levanta más el culo, le doy una nalgada antes de volver a introducirme en ella. Le doy tan fuerte que la cama empieza a rechinar, aplasto su cara con la almohada para callar sus gemidos.

─ ¿Alex? ─pregunta su amiga, afuera.

─ ¿No vas a contestarle, vishnya? ─inquiero con burla.

Dejo de moverme y es ella que con desespero mueve sus caderas, la tomo de la cintura y empiezo a estrellarla contra mi pelvis, aprieta los puños y se arquea cuando llega su orgasmo, y segundos después me descargo dentro de ella.

(...)

En la ducha la tengo arrodillada frente a mí, con la mano en su cabeza, mientras saborea mi pene. Entra y sale con tanta hambre que me hace apretar la mandíbula, me encuentro con sus ojos maliciosos, esa maldad que me trae de esta manera, ansioso y sin poder controlarme, cuando se trata de ella.

Embisto su garganta, su rostro está rojo y le provoco varias arcadas, pero no me puedo detener. Me vengo en su boca y se lo traga todo. La ayudo a ponerse de pie y acaricia mi pecho, viéndome a los ojos.

─ ¿Te enojaste? ─pregunta sin dejar de acariciar. ─Por lo de Sophia.

─Apenas lo preguntas. ─sonrío.

─Es que mientras más enojados estamos, más cogemos. ─me abraza por el cuello. ─Por eso pregunto.

─Si estoy enojado. ─bufo. ─Me quitaste el placer de matarla yo mismo.

─Nunca pensé que ella...

Le doy un beso. ─No hablemos de eso.

Se empieza a duchar y mis ojos se desvían a unas cuantas cicatrices en su espalda, cuando las toco, se voltea rápidamente, aniquilándome con la mirada.

INCONTROLABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora