Estoy feliz y enojada, feliz porque me acaba de bajar la regla y enojada por lo mismo, no soporto los malditos cólicos. Me llevo una cucharada de nieve a la boca, Aleksei no está y mi hijo está dormido.
─ ¿Desea algo más? ─me pregunta Margaret.
─No, gracias.
Asiente y me deja sola en la sala, por más cosas que busco en Netflix, no hay nada que llame mi atención. Odio estar sin hacer nada, no he tenido chance de hablar con Aleksei para proponerle trabajar juntos. Sé lo que hace, me han visto varios médicos, me sacan sangre para examinar el veneno, pero no sale nada en los resultados.
La única alternativa que encuentro es la que me dijo Alika, sigo esperando la llamada de Yakov. Miro el celular, por suerte, me sé de memoria el número de Marlene, cuando estoy a punto de marcar se escucha un ruido afuera, inmediatamente guardo el celular y me asomo para ver lo que pasa.
Aleksei está en el pasillo y luce muy enojado, no deja de soltar maldiciones en ruso, se encierra en la oficina y sin poder detenerme lo sigo. Tiene una botella de whisky en la mano, su mirada está clavada en el suelo.
─ ¿Todo bien? ─cierro la puerta.
Luce cansado, y cada que se embriaga es porque algo le preocupa. Rodeo el escritorio, sentándome en el borde, para tenerlo de frente.
─Tienes que relajarte...
─ ¿Relajarme? ─suelta con burla. ─No es posible...
Lo tomo de la cara. ─Tenemos que pensar con la cabeza fría, en estos momentos tienes mucho estrés y así no se piensa bien.
Niega con la cabeza y se deshace de mi agarre.
─Quiero estar solo.
─Déjame ayudarte, tengo varias conexiones que pueden unirse a nosotros.
─ ¿Trabajar juntos? ─vuelve a negar. ─No quiero que...
─ ¡Deja de subestimarme! He sobrevivido todo este tiempo sola, no soy tan débil.
─No te subestimo, pero eres capaz de huir...
─No abandonaré a mi hijo. ─espeto con molestia.
─ ¿Y a mí? ─se levanta. ─ ¿Me vas a dejar?
─No. ─lo tomo del cuello de la camisa. ─Estamos juntos en esto, en eso habíamos quedado.
Se ve muy estresado, el semblante en su cara me hace saber que no se encuentra bien y está así desde que le conté sobre el veneno que hay en mi sistema. Acaricio su mejilla y le doy un beso en los labios.
─Te ayudaré a relajarte. ─le desabrocho el cinturón, queda en bóxer y le acaricio la entrepierna, con solo un toque mío, puedo lograr que tenga una erección de campeonato.
Me arrodillo frente a él y empiezo a estimularlo, no deja de observarme y eso hace que me sienta más traviesa. Dejo un pequeño beso en su glande antes de pasar la lengua por él. Oigo como respira hondo, y sentirlo tan desesperado me hace sonreír.
Me lo llevo a la boca sin perder el contacto visual, echa la cabeza hacia atrás mientras su mano se queda en mi cabeza y empieza a empujarla más adentro, aguanto la respiración para no ahogarme, se encarga de llevar el ritmo, moviendo las caderas hacia adelante y empujándome contra él.
Siento todo mi rostro rojo y las orejas calientes, succiono, lamo como si fuera mi paleta favorita, acaricio sus testículos y no puedo dejar de gemir. Sus piernas se empiezan a tensar y siento como su glande se hincha. Succiono con más fuerza hasta que se libera en mi boca, soltando un gemido ronco.
ESTÁS LEYENDO
INCONTROLABLE
Romance"Nos busques protagonistas, donde solo existen villanos". Segunda parte de DESCONTROL.