Capitulo 20

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DEMIAN

Viajo por las afueras de la ciudad para llegar a mi destino, las enfermeras del hospital psiquiátrico me reciben con una sonrisa.

─Gusto en verlo. ─saluda la morena con una sonrisa coqueta, de vez en cuando la pasamos bien juntos, pero aquí tiene que mostrarse profesional.

Me guían por las habitaciones y siento un nudo el estómago cuando la veo. Fue la mejor mujer que he conocido, nadie viene a visitar a la abuela, a excepción mía y de mi mamá. No es secreto que yo fui su consentido y hablo en pasado, porque seguramente no me recuerda del todo, después de la muerte del abuelo, se volvió loca.

Lo amaba tanto al punto de enloquecer sin él, de ser una mujer de la alta sociedad pasó a esto, el dinero desapareció al igual que las amistades. Hace años fue diagnosticada con demencia senil y es muy duro verla en este estado, siendo antes una mujer fuerte y capaz.

─Hola...─me arrodillo para quedar a su altura.

─Tengo hambre...─su voz es como la de una niña.

─Soy Demian, tu nieto...─aprieto su mano y me mira sin entender.

─Mi nieto...─se queda perdida en sus pensamientos y después sonríe. ─Pronto va a cumplir ocho años.

Respiro hondo para llenarme de paciencia. ─Mi mamá me dijo que ya la estás empezando a reconocer, eso es un avance, ¿no?

Me gustaría que también lograra reconocerme, nosotros la queríamos en la casa, pagamos mucho en este hospital para mantenerla en secreto, no queremos que los enemigos se aprovechen de su condición.

─Me llamo Beatrice. ─me sonríe.

─Soy Demian. ─repito. ─Demian Smirnov, tu nieto.

Hace una mueca de desagrado. ─Odio ese apellido.

Mis abuelos nunca estuvieron de acuerdo con que mis papás se casaran, nunca les cayó bien mi padre. Pero siempre me trataron bien, gracias a ellos tuve una buena infancia.

─ ¿Cómo llevas la empresa que te dejó tu abuelo? ─cada cinco segundos cambia de tema.

─Aleksei dirige...

Me lanza un plato y logro atraparlo a tiempo para que no se estrelle en mi cara.

─ ¡La empresa es tuya! ─grita. ─ ¡Eres un tonto! ─busca más cosas que lanzarme, pero no encuentra. Tengo que alertar a las enfermeras antes de que se ponga más violenta.

Detesto que cada que tengamos una conversación de la nada se ponga agresiva, sé que es por su situación, pero me lleno de impotencia al no poder hacer nada para ayudarla. Entra un doctor y ella no deja de llorar y gritar.

─Tranquila...─susurra el doctor inyectándole un calmante.

me acerco para apretar su mano, puede que no sepa quien soy, pero aún así le hago ver que estoy con ella. Sus ojos se llenan de lágrimas y parpadea con confusión.

─Tonto. ─me repite y me mira con lástima. ─Tu hermano se quedó con todo lo tuyo.

─No le haga caso mucho caso. ─me dice el doctor. ─A veces dice que puede volar.

─Pensé que estaba mejorando...

─No hay mejora para esto, joven. Solo podemos controlarla, pero la enfermedad seguirá avanzando.

─ ¿Alguien más la ha visitado?

─Solo su hija Francesca.

Salgo del lugar con el mismo mal sabor de boca de siempre, me restriego la cara con frustración.

INCONTROLABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora