•Realidad de vida•

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México-Jalisco.
05 de Agosto del 2021

Su cuerpo estaba adolorido, y eso le dificultaba el andar por aquellas calles desoladas. Sentía como si su cuerpo hubiera sido golpeado y azotado por palos con pinchos.

—Creo que alguien me uso de piñata, joder.

Esas fueron sus palabras al terminar de subir las escaleras,del pequeño anexo que había encontrado, y declarado como su nuevo refugio temporal desde hace 12 horas.

Dejo caer su mochila sobre el panel llenos de botones, mientras su cuerpo caía en una silla algo oxidada pero que aún se mantenía en pies, y que no tenía zonas que la pudieran cortar para ocasionarle tétanos.

Miro a su alrededor y entonces comenzó a recapitular lo que había ocurrido en las pocas horas que se encontraba lucida.

Pues Beatriz había despertado tirada a mitad de la carretera principal, envuelta en un saco de dormir que claramente no fue un buen amortiguador de golpes, pues aún le dolía todo el cuerpo, como si le hubieran apaleado la noche anterior.

En ese momento no recordaba que había ocurrido, sabía que tenía algo que ver con un secuestrado y la Bel. Pero no sabía cómo había llegado hasta la carretera en esas circunstancias y dónde se encontraban el resto de su equipo.

Pero si algo había aprendido en todos esos meses, es que las preguntas se resuelven luego de encontrarse un lugar donde estar segura. Porque los infectados no iban a esperar a que resolviera sus dudas existenciales para intentar devorarla.

Y eso fue lo qué hizo.

No tuvo que avanzar mucho para encontrar un pequeño anexó, cerca de la carretera que le pareció buen lugar para establecerse, mientras mantuviera un perfil bajo podía mantener a los carroñeros alejados y si era lista, podía incluso conseguir más cosas.

Cosas... Entonces se percató que su mochila no estaba, solo tenía con ella un cuchillo, una linterna y poco más. Se sentía desnuda y descubierta, no tenía armas de fuego para defenderse, y eso significaba que tenía que ir con mayor cautela que antes.

Eso no era su fuerte.

—Se supone que la analítica es Beth, no yo.

Al subir las escaleras deslumbro una puerta con un triángulo amarillo y un signo de exclamación en su interior. Claramente eso no era buena señal, pero no podía darse el lujo de retroceder y buscar otro lugar.

Ella quería ese lugar.

Al abrir la puerta con cuidado, lo primero que vio fue a un hombre sentado de espalda a la puerta. Un olor nauseabundo invadió el lugar, de no ser porque ya estaba acostumbrado a ese tipo de gases, hubieran vomitado en el instante.

Noto que el hombre no reaccionó al chillido de la puerta, lo que la puso en alerta. Desenfundando su cuchillo y se acercó con cautela hacia el hombre que vestía una camisa azul algo polvorienta.

Entre más se acercaba notaba que el olor provenía de él. Entonces al tocarlo con la punta del cuchillo en el hombro, la cabeza cayo hacia delante, rodando y llegando a los pies del panel de control.

Beatriz soltó un grito al no esperar aquello, pero luego suspiro al saber que no tenía que enfrentarse a un infectado. Volvió a guardar el cuchillo en la funda, tomando la cabeza con algo de repudio y la coloco en el regazo del hombre.

—Con su permiso, Don Pepe-hablo ella.

Seguidamente tomo el espaldar de la silla y la empezó a empujar con algo de dificultades hacia afuera. Haciéndolo caer por la baranda, ocasiona un sonido seco cuando los huesos golpean el piso y el esqueleto simplemente se divide en partes.

【✜ Escapando De La Muerte ✜】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora