【✜ Escapando De La Muerte ✜】

•Mascaras•

México-Jalisco.
10 de Agosto de 2021.

Ella sabía que confiar en alguien, en un mundo lleno de lobos disfrazados, era uno de los peores errores que podías cometer en la vida. Uno que te podía costar todo, igual que en la historia del caimán que confío en el escorpión, y termino muriendo por su ponzoña. Claro que ese cuento tiene otra reflexión. El punto es que murió por haber confiado de manera incondicional en él.

Claro que ella no había depositado toda su confianza en ese sujeto, era todo lo contrario, siempre tomo sus precauciones porque jamás le dio una buena espina, desde que apareció. Sentía que la miraba como a una presa indefensa, herida y fácil de cazar, y la convertiría en unas lindas botas vaqueras, igual que a un cocodrilo.

Siempre había pensado que los cocodrilos de cierto modo tenían su encanto, seres que se la pasan flotando en el agua, pero tan letales que solo bastarían dos para asesinar a una persona adulta. Tal vez ellos se asemejaban un poco a los cocodrilos. La verdad es que cada uno de ellos tenía una cualidad que le recordaba algún animal.

Por ejemplo; Lizabeth era tierna como un gato, pero también compartía lo arrisca que podían llegar a ser. León lo asimilaba más a un búho, solitario y tranquilo, que observa entre la oscuridad a su presa, antes de atacar, alguien más calculador. Bestián era una pantera negra, y no solo porque usará ropa de ese color, aunque fuera desordenado, tenía una curiosa elegancia, además de que era feroz cuando lo hacían enojar pero la mayor parte del tiempo solo parecía un gato grande que quería dormir. Por otro lado Blanca, le recordaba más a un zorro rojo, era tan linda como uno, pero astuta, aunque también le recordaba a un halcón o águila aún no lo decidió. Por último Vector, claramente era un perrito, pero aún no podía decidir que especia de perrito era.

El punto es que ella tal vez ignoro las señales, tuvo que estar más atenta cuando salió a recolectar con aquel hombre provisiones, tuvo que darse cuenta que aquellas cuerdas no eran para sujetar cosas del motor o que sirviera de correa para tirar y encender la planta.

Resulta que esas cuerdas, que ella misma recolectó, con el objetivo de trasladar más fácil algunos objetos y subirlo hasta su refugio, se convirtieron en las esposas que ahora le aprisionan las muñecas, manteniéndola atada a una silla, mientras un hombre degenerado negociaba su vida con sus amigos.

Mirando de reojo aquel hombre, que ahora no le recordaba al loco del pueblo, sino a un sapo, a un sapo panzón cuando estaba de pies. Nunca tuvo nada en contra de los sapos, no como Azul, quien le atemorizaba esas criaturas, gritando y salteando de un lado a otro cuando uno aparecía pidiendo que los alejaran de ella. Algo parecido le ocurría a Sheila y a Lizabeth con las arañas, no le agradaban esas criaturas de ocho patas y múltiples ojos.

Recordaba que una vez en el liceo, durante uno de esos momentos, cuando hacían eventos culturales y por hender suspendían las clases para que todos los estudiantes fueran a estos eventos que mayormente se daban en la planta baja de las instrucciones. Muchos estudiantes aprovechaban ese momento para escaparse y llegar temprano a casa, claro los que tenían la suerte de tener profesores ese día, que no les importaba suspendes sus clases.

Los que siempre estaban atrapados en el medio eran los que pertenecían al club de locución. Ellos se tenían que quedar a grabar y tomar foto de lo que ocurría, en su mayoría para publicarlas en una página de una red social que nadie veía. Mayormente los novatos, o a los que Lizzy le gustaba llamar "Pichones" eran los que siempre terminaban siendo víctimas del profesor.

Y por víctimas se refería a pasar por el pasillo equivocado, dónde se estaba desarrollando la actividad, ser atrapado por el profesor que dirigía el club, y obtener la cámara para reportar todo y posteriormente encargarte de subir las fotos y videos a la página.