• Lagrimas Nocturnas•

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XXX-XXX
XX de XX el 2021

Se encontraban recargados en aquel tejado, sus espaldas descansando sobre el frío cemento que los sostenía. El resto del equipo dormía, y otros se encontraban en el interior del improvisado refugio, para tomar un poco se fuerzas y seguir adelantes.

Esa noche estaba despejada y tranquila, de aquellas pocas que puedes que en esos tiempos se ven. La luna, cuya forma se asemejaba a una cuna de bebe, resplandecía en el infinito cielo, acompañada de cada una de sus hijas, las pequeñas estrellas que iluminaban el camino de los perdidos, guiándonos hasta un lugar seguro.

O eso era lo que una vez Kamal había leído en sus libros. Historia sobre estrellas y piedras mágicas, donde un collar es el detonante de una guerra, y donde el universo átomo existe. Se preguntaba si vivir en un mundo, donde las criaturas sobrenaturales existieran, era mejor que vivir lo que ahora ellos están sufriendo.

Tendrían que cuidarse que un vampiro, no quisiera drenar toda tu sangre, no ser la víctima de un hombre lobo descontrolado, o ser asesinado por alguna manzana envenenada que te entregue una bruja con cara de niña inocente. Pero seguirán teniendo su vida casual, seguirán yendo al instituto, al colegio, a la universidad, seguirán teniendo trabajos.

—¿Oye Kamal... ¿Crees que podamos ver la lluvia de estrellas? —preguntó Erika, mientras trabajaba líneas imaginarias con su dedo en el cielo, conectando las estrellas.

—Si la madrugada del 29 de junio está tan despejada como esta noche, la podremos ver. —Resaltó el chico con tranquilidad.

—¿Si es así, la veremos juntos?

—La veremos juntos.

Ambos entrelazaron sus meñiques, sellaron la promesa con ese gesto tan infantil, que de niño siempre haces para prometer algo, que con el pasar de los tiempos vas olvidando, hasta ser un simple recuerdo de infancia. En ese simple gesto, pautaron una cita, que jamás llegaría a realizarse.

ʚ ✮ ɞ

México-Jalisco.
28 de Junio del 2021

—¡DESGRACIADA!

Aquel grito cargado de odio pertenecía a Erika, quien con daga en mano se aproximaba con sus ojos inyectado en rencor. Estaba dispuesta a enterrar aquella arma filosa en la piel de la mujer, deseaba asesinarla con sus propias manos, ella asesino lo más valioso que tenía, pues le regresaría el favor.

Pero fue en vano.

Verónica extiende su brazo para tomar la muñeca de su arbitrario. Con una maestría jalo de la chica, para hacerla pasar de largo. Erika sintió la rodilla de la mujer en su estómago haciéndola escupir todo el aire que tenía y soltando la daga. Cuando intento reincorporarse, pero el golpe proporcionado por el codo de la mujer, con la suficiente fuerza, como para que todo se le pusiera negro y su cuerpo cayera al suelo en fuertes sacudidas y espasmos.

—¿Eso fue todo? —Dijo con tranquilidad, pareciendo como Erika convulsionaba.

Por el rabillo del ojo, aprecio aquel destello rojo se iluminaba, el rostro de piedra se contrae en una mueca, mostrando los colmillos, igual que un depredador cuando tocan a sus crías. Al notar como se apresuraba hacia ella, la invadió una plena sensación de emoción.

Las garras del híbrido chocaron con la filosa hoja de una katana, sus ojos rojos se encontraron con aquella peculiar máscara, y esos ojos color miel que se apreciaban. La fuerza era proporcional, pero ninguno de los dos iba a retroceder, en aquel lugar se iba a derramar sangre, y uno de los dos bandos iba a salir perjudicado.

Lizabeth apareció como uno de los guardias, que se encontraban en el piso superior apuntaba a Vector. Si intentaba hacer algo, lo único que lograría era, que el disparo se acelerara, ya de por si estaban en una posición desfavorable. Ya tenía ahora tres heridos, solo faltaba algo para terminar de detonar el caos, y no tenían idea de cómo moverse o que hacer.

【✜ Escapando De La Muerte ✜】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora