·Retorno·

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Perú-Lima.
30 de Abril 2021

Todos se encontraban reunidos fuera de aquel departamento perteneciente a Robert. Aquel ex militar que fue su guía durante el escape de Venezuela, ese hombre que los cuidaba y protegía como un león a su manada, y que esa tarde regresaba de una ardua labor de trabajo vendiendo toallas.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, revelaron a un grupo grande de jóvenes. Las primeras en saltar sobre él, como niñas que ven a su padre regresar del trabajo fueron Lizabeth y Beatriz. Él las recibió con un cálido abrazo para luego lanzarle una mirada asesina a Hunter, el chico que se encontraba hablando con Jean, y que al sentir la penetrante mirada, le sonrió con timidez al tutor legal de las chicas.

El hombre abrió la puerta, dejando pasar al grupo al departamento, no era un lugar muy grande, pero perfecto para un solterón, que tenía que cuidar a dos niñas y estar pendientes de otro carajitos, como decía él. No tan grande para no tener mucho que limpiar, con las paredes pintadas de colores cálidos, y muebles perfectamente ordenados, dando un aura agradable al entrar.

Todos se fueron acomodando, mientras el hombre iba a la pequeña cocina a tomar unos refrescos.

Lizabeth tomó asiento en uno de los muebles, mientras que Beatriz se sentó a su lado en el mismo mueble pequeño. La chica de lentes acomodo estos, y la miró de reojo para sonreír al ver a su hermana tan feliz, a pesar de lo que le había contado esta mañana. Según el mensaje de Vector, el infierno que una vez vivieron estaba a punto de expandirse por todo el mundo, en ese momento ya no habría escapatoria, no tendrían a donde ir, solo podían sobrevivir.

Ella pasó el mensaje, pero todos parecían tomarlo con calma.

Ingreso Hunter parecía emocionado por aquella noticia, al fin y al cabo, era un soñador y amante de los juego y series de infecciones. Lo que no sabía era que la realidad era muy diferente a como la pintaban en los videojuegos de terror, aunque realmente había otros que sí eran muy realistas.

Robert en la cocina estaba leyendo el mensaje que Lizabeth le había dejado en su buzón de llegada. Ya estaba comprendiendo porque todos estaban ahí. Aunque era de esperarse, era imposible contener una pandemia de esa magnitud por tantos años, aunque realmente los comandos especiales habían hecho su mejor esfuerzo.

Se unió al equipo entregando un vaso de refresco de Pepsi a todos.

—¿Entonces el infierno se desatará sobre la tierra? —Cuestiono Robert aunque no esperaba respuesta a esa pregunta, el mensaje ya lo había dejado claro—Era de esperarse, ningún gobierno es tan competente para mantener bajo control una amenaza de esta magnitud, realmente se esforzaron mucho, para que el infierno no llegue antes.

—¿Eso es lo único que dice el mensaje? —Pregunto Azul jugando con sus manos— No nos brinda más información, como para saber de qué nos debemos cuidar, o que deberíamos hacer o cuando van a soltar el virus.

—Ellos no van a soltar el virus—Aseguró Lizabeth.

—Claro...y yo no tengo un trastorno de la personalidad.

Lizabeth suspiro para relajar sus músculos, desde lo ocurrido en Venezuela, solía ser propensa a alterarse por cualquier cosa. Beatriz lo sabía, y por ello le entregó una pelotita de entrenamiento. La comenzó a apretujar con fuerza, pero esta regresaba a su forma luego de dejar de ejercer fuerza sobre ella.

—No—Respondió más tranquila la castaña—Pero en mi opinión deberíamos ir tomando camino hacia México, antes que el trayecto se vuelva más peligroso.

Miro al resto del equipo, notando como cada uno de ellos se comenzaba a tensar. Era entendible, todos habían vivido el mismo infierno, vieron la muertes frente a sus ojos, apreciaron como el brillo de sus compañeros se apagaba, como morían sin que ellos lo pudieran evitar. Algunos los había sobrellevado mejor que otros, pero eso no evitaba que el hecho de regresar a los días de agonía, de temor y sufrimiento no les aterrara.

【✜ Escapando De La Muerte ✜】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora