【✜ Escapando De La Muerte ✜】

·Ángeles Exterminadores·

México-Ciudad De México.
15 junio 2021.

Transcurrió un tiempo desde que todo el equipo se reunió, usando aquella estructura que una vez fue un convento como refugio. Ya todos estaban enterados sobre las pérdidas y que los cobras les estaban buscando, aunque eso no era sorpresa, después de todo Zoe y Henry estaban en ese lugar, para proteger a Vera de las fuerzas especiales por órdenes del tío de la científica.

Y aunque las muertes de sus compañeros dolían como el infierno, su ausencia era evidente entre los miembros de equipo, pero no podían simplemente dejar que todo se acabara en ese segundo. Después de todo tenían que sobrevivir por los que no pudieron y de este modo honrar sus sacrificios.

Uno de los más afectados por las muertes, fue Hunter, quien no aun no podía creer que Jean no estuviera con ellos más. No aceptaba la idea de que no volvería a ver a mejor amigo. Cuando intentaba dormir, el recuerdo de su muerte le atormentaba, esas palabras que le dijo antes de entrar a buscar la camioneta, jamás imaginó que sería la última conversación que tendría con su hermano del alma.

Aunque después de eso, comenzaba a entender la actitud distante y seria de Lizabeth. Porque cada vez que se trataban de infectados, se ponía tan a la defensiva, arrimando muchas cosas con tanta facilidad. No quería perder a más compañeros, pero aun así era inevitable, la muerte los casaba, ellos solo eran roedores que intentaban escapar de un laberinto.

Azul tampoco se quedaba atrás con la muerte de R, aún no se había recuperado de la muerte de su amor, cuando le dijeron que Jean se suicidó al ser infectado. Fue un golpe duro para ella, la única familia de sangre que le quedaba, había desaparecido para siempre.

El destino jugaba de maneras inexplicables.

Robert por su lado intentaba mantener el orden, animando a los miembros o dándole apoyo, realmente lo veían como esa figura paternal, que algunos perdieron y otros jamás tuvieron.

Por otro lado, en las expediciones tenían que tener cuidado. Los cobras cada día que pasaba militarizaron más zonas, en búsqueda de los miembros del equipo, para bien eliminarlos o llevarlos a las instalaciones de la Bel. Sabían que pronto tendrían que dejar el refugio y movilizarse a otra área, antes que les encontraron y tuvieron en enfrentamiento directo, donde podrían morir muchos de los miembros.

Esa lluviosa madrugada un par de orbes rojos, apreciaban el exterior a través del cristal de aquel ventanal, el cual había reforzados con tablones, para evitar que algún infectado ingresara por este, o se estrellara con él por accidente. En esa ocasión el vigilante de guardia era Vector, quién seguro de que todos estaban en la cama, se había instalado en una habitación cercana al comedor.

Sintió pasos y luego la puerta del comedor rechinar.

Seguro alguien del equipo había decidido saquear el refrigerador, el cual seguía activo debido a la planta eléctrica que habían encontrado, y seguían utilizando durante su estancia en el lugar. Vector se dirigió con paso tranquilo hacia el comedor, al entrar se encontró con muchas mesas de madera y sillas a jugo con estas, con manteles desgastados. Cruzó el segundo umbral para llegar a la cocina, logró divisar una figura femenina, esta se encontraba con el torso inclinado hacia delante. Algunos mechones marrones caían hacia delante, cubriendo un poco su perfil.

Logrando reconocer a las chicas que saqueaban el refrigerador. No le sorprendió encontrarla ahí, tal vez si no estuviera parcialmente infectado, no hubiera detectado sus pasos, pues Lizabeth tenía un don peculiar, el cual era que sus pisadas no se escucharan, lo cual le daba ventaja a la hora de escabullirse en algún lugar

La chica extendió su brazo tomando una lata de melocotones, se enderezo y tras girarse se encontró con esos ojos carmín. Apretó un poco el recipiente por la impresión, para luego soltar un poco de aire que había contenido. Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Vector, mientras sus ojos se iban tornando nuevamente negros, dejando de lado aquel rojo amenazante.