·Punto De Guardado·

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Frontera entre Colombia y Venezuela.
13/04/2019

Fueron rodeados por aquellas personas vestidas de negro, cuyos rostros eran cubiertos por máscaras de gas y casco militares. Quienes apuntaban sus armas sin titubeo o temor hacia los supervivientes. Lo que resaltaba de sus trajes era aquel emblema que poseía la palabra BEL, bordada en tonos blancos sobre el uniforme táctico.

Vector permaneció sereno, no tardó en reconocer aquella emblema cuyas palabras, desataron pequeños fragmentos de recuerdo de lo ocurrido meses atrás, arrancándole un gruñido, provocando que todos se alertaran. Al sentir como aquella joven de lentes, la cual permanecía inconsciente en sus brazos, se removía queriendo despertar, volvió a relajarse.

No podía poner en peligro a todos y en aquel momento estaba en desventaja.

— ¡Manos donde podamos verlas!—Ordenó uno de los hombres.

Todas las miradas del equipo, pasaron a Robert. Quien asintió con la cabeza. Entonces sin rechistar, obedecieron a la orden de aquel hombre. Todos excepto Vector que sostenía a Lizabeth en sus brazos.

Aquel hombre que aparentemente era el líder del escuadrón, hizo un ademán con la cabeza, a lo que dos soldaron que le acompañaban y los cuales acataron la orden. Una era una joven de cabello rubio, con tez blanca y rasgos finos, sus ojos aguamarina cautivaba a cualquiera, mientras que su compañero era un joven de tez un poco más oscura, parecida a la del café con leche, su cabello estaba oculto por una gorra militar, la cual le hacía sombra a su rostro.

Entonces ambos despojaron de sus armas a los supervivientes, mientras registraban su equipaje. Mirando a su líder y asintiendo con la cabeza. Aquel hombre de mirada dura y rostro maduro, apareció nuevamente a los miembros del equipo, notando como estos no bajaban la guardia, atento a cualquier movimiento, no parecían asustado, realmente estaban más alerta que otro supervivientes que habían encontrado.

Su mirada café cayó sobre el rostro de la chica inconsciente.

—¿Qué les ocurrió? —preguntó con desconfianza.

—Se desmayó—Respondo el cazador— Aunque, lo que realmente quiere saber es si han sido infectadas —En su voz, no se podía encontrar rastro de titubeo o nervios— Le aseguro que si fuera de ese modo, yo mismo le hubiera disparada entre ceja y ceja.

El silencio reinó en aquel lugar, mientras un escalofrío recorrió la espina dorsal de los supervivientes. Aquellas palabras, los habían tomado desprevenidos, y jamás se habían imaginado que Vector, sería capaz de dispararles a algunos de ellos. Aunque tal vez sí lo sabían, después de todo, él jamás vacilaba cuando jalaba el gatillo.

Entonces el líder les pidió que lo siguieran, ellos no tuvieron más opción que obedecer. Comenzaron a caminar, cruzando aquel puente que alguna vez limitó el territorio Venezolano con el Colombiano. Tras caminar un poco, llegaron a una zona cercada, donde se encontraban un montón de carpas, junto a otros supervivientes, sentados en bancos o parados en grupos hablando entre ellos.

El hombre de ojos café llamó a un par de paramédicos, los cuales no tardaron en acudir a su llamado.

—Ellos se encargaran de revisar—Le informo el hombre—Mientras ustedes hacen el protocolo requerido.

Vector aprecio cada rasgo de aquellos hombres, sus rostros y cualquier cosa que le ayudará a identificarlos. Pero sobre todo aprecio el apellido que marcaba sus batas, el cual era "Rojas" tal parecía que ambos eran parientes. El cazador con desconfianza le entregó a la joven a uno de los caballeros. Ella soltó un pequeño quejido y aprecio como la venda en la mano de esta, comenzaba a teñirse de rojo.

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