·Nuevos Rumbos·

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México-Jalisco.
24 de Junio del 2021

Parecía que el tiempo se había detenido, como si todo a su alrededor no existiera. Vector permanecía mirando a la mujer de hermosa figura y cabello cual lava, que se encontraba a pocos metros de él. Aún no se podía creer que realmente la estaba viendo, era la misma chica, que lo siguió en Venezuela, era la Blanca que rescato de aquellos carroñeros, la que luchó contra una loca, que quería vengarse de ella, y era la misma mujer que había perdido llegando a Caracas.

La misma que creyó muerta al llegar a las fronteras.

Pero estaba viva, respirando, con aquellos ojos hipnotizantes y tan azules como un diamante precioso, poderosa, una mujer que no le tenía miedo ni a la misma muerte, él lo sabía, se lo había demostrado, el tiempo que pasaron en Venezuela. Sin poder creerlo, no tenía palabras para decirle, no sabía qué decirle o cómo actuar.

Ella lo sabía, siempre lo sabía.

Y por eso ella fue la que actuó, corriendo directamente a los brazos del híbrido, para envolverlo en un cálido abrazo. Quería apoderarse de la boca de Vector, quería sentir sus labios, sobre los de él, pero no podría, se juró a sí misma, que mantendría una posición profesional delante de todo esto, pero teniéndolo tan cerca, esa determinación que había tomado, cuando aceptor unirse al grupo de búsqueda, comenzaba a flaquear, y cada vez amenazaba con hacerse añicos.

Vector por otro lado, se dejó abrazar y su cuerpo reaccionó solo, envolviendo el de Blanca entre sus brazos, mientras su cabeza se recostaba a su hombro. Aún no podía creerlo que la tenía realmente ahí, juro que ese cuerpo que había encontrado, pertenecía a la pelirroja que lo acompañó en una parte de su aventura, pero no era así, estaba junto a él, y por lo que había dicho, le estuvo buscando por un tiempo.

—Lamento interrumpir Gema, pero estamos al descubierto —Una voz masculina, los hizo regresar al mundo real— No me odies, pero necesitamos ser discretos.

—Ya te dije que no me llames por mi segundo nombre—Le reprocho la pelirroja, al chico.

Al girarse lograron apreciar al responsable de esta voz. Los apreciaba con una sonrisa burlona y hasta infantil. Cabello rubio cual hilos de oro, piel blanca como la porcelana y ojos color esmeralda, si estuvieran viviendo en la época medieval, el seria el excelente estereotipo de príncipe, tenía esa vibra y ninguno de los presente lo podía negar, era atractivo, esa condenada sonrisa perfecta, podía poner en aprieto a muchas mujeres.

Vector juraría que Erika y Sheila ya susurraban entre ellas, sobre la apariencia de uno de los acompañantes de Blancas. Aquellas prendas negras, se pegan a la piel del muchacho como una segunda piel, dejando a la vista contextura de nadador.

—Lo lamento Joya preciosa, pero es una forma rápida, de que salgas de Vector Landia—Se burló el muchacho, seguidamente parpadeo muchas veces con falta Inocencia.

—Jodete Aiden—Gruño Blanca con molestia, ante la broma del rubio.

— Ay si, ay si, jodete Aiden—Movió sus caderas mofándose de la mujer.

Ella tomó aire intentando no asesinarlo en ese mismo momento, el rubio tenía suerte de estar a metros de ella, de lo contrario, ya tendría las manos enguantadas de Blanca sobre su cuello, estrangulándolo y cortándole la respiración. Aunque conociendo lo molesto que es, Blanca sabía que haría un chiste de doble sentido, que haría enrojecer a las más jóvenes del escuadrón de búsqueda.

Le lanzó una mirada de advertencia, sabía que estaba en problemas cuando regresaran a la base, pero a Aiden parecía no importarle, pues miro en otra dirección con las manos en la espalda y silbando una dulce melodía, provocando que Blanca solo suspirara para no terminar "sacando a pasear, a la madre de Aiden" como decían colonialmente, en su país natal.

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