·Depresion·

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México-Jalisco.
09 de Agosto de 2021

Aquel tan apreciado nombré era pronunciado con preocupación, resonando entre las desgastadas paredes de aquel edificio. Cada vez que las palabras mencionando el nombre de Beatriz, salían de los rosados labios de Bestian, se quedaban atrapadas hasta desaparecer entre los pasillos más oscuros del lugar.

Pero la esperanza de encontrarla seguía intactas.

Entre aquellos escaparates, que alguna vez fueron un establecimiento de comida rápida, lugares de juego, ropa de diferentes estilos o gustos. Realmente entrar a un centro comercial, era entrar a un lugar donde las posibilidades eran infinitas, solo necesitabas un poco de paciencia, y como en el caso de Bestian, una imagen a seguir para saber que iba a comprar.

Algunos pasillos por dónde avanzaban estaban hundidos en la oscuridad. Eso era lo que a toda costa evitaba, aunque estaba preocupado por Beatriz, sabría que si se encontraba en uno de esos lugares, ya estaría gritando y atrayendo a más infectados, seguro estaba en un lugar a cubierto pero más iluminado.

No podía evitar sentirse como un estúpido, era una locura correr sin rumbo e ingresar a un centro comercial, del cual no conocían su estructura o qué tipo de infectados se podían encontrar en su interior. Pero la verdad era, que su cuerpo solo reaccionó por impulso, apenas escucho el grito de Beatriz, sintió que todo su mundo se nublara, como si su único propósito fuera encontrarla y rescatarla.

—Eres un estúpido—Se reprochó a su mismo mientras giraba en uno de los pasillos—Solo espero que esté bien, y no haya pasado lo que me temo.

Y era que hacía hora no escuchaba la voz de Beatriz, no había rastro de ella, y tenía miedo de que algo realmente malo le haya pasado. No podía perderla, no después de todo lo que habían pasado juntos.

Supo en esos momentos, que no soportaría, perder aquella sonrisa, esa risa tan infantil que a veces lo sacaba de sus casillas, y que aunque siempre se metía en problemas por cosas tan banales y de cierto modo tontas, ahora que no estaba a su lado, y recordaba eso, lo echa en menos.

Termino de subir algunos peldaños de las escaleras, que en su pasado fueron eléctricas. Le daba la sensación de subir por esas escaleras, era más agotado que subir por unas normales, pero era la que tenía más cerca.

Se percató que por el pasillo, había una espesa neblina. Ignorando siguió avanzando atravesó de estar, iluminando con su linterna e impresionante cada rincón que pocos.

—Beatriz....—La llamaría de nuevo con preocupación—Donde estará esa niña.

Deteniéndose frente a una juguetería, aprecio el interior gracias a las linternas, los juguetes dispersos, cristales manchados de sangre. En el interior un par de bultos se lograban apreciar con claridad, pero Bestias suponía que se trataban de cadáveres.

También aprecio su reflejo en la cristalera, notando los morados que adornaban su rostro, la inflamación ya había desaparecido, pero las tonalidades oscuras no. Su cabello había crecido de forma desastrosa, siempre estaba desordenado y alborotado. Beatriz había sido la única, luego de su madre que lo había olvidado al peinarse un poco ese desordenado cabello que tenía. Sus uñas pintadas de negro, comenzaban a faltarle parte del esmalte, tal vez en algún punto se las había comenzado a mordisquear por estrés, provocando que el esmalte se fuera cayendo por pesado.

—Sigo diciendo, que me sorprende el hecho de que mamá me haya dejado pintarme las uñas—se miró detenidamente las uñas regresar su mirada al cristal— Bueno, tampoco me decía nada por mis perforación.

Se inclinó un poco más hacia delante, apreciando las perforaciones en definida y algo poblada ceja. Mientras su oído contaba otra historia, pues tenía una lanza de metal atravesada en la parte superior de esta, de ella colgaba una pequeña cadena.

【✜ Escapando De La Muerte ✜】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora