·Toque de Queda·

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México-Jalisco.
15 de Junio del 2021

Muchos de los miembros de aquella extraña asociación no acataban el toque de queda, escabulléndose a través de los pasillos con el objetivo de llegar al laboratorio y ahí apreciar los nuevos inventos que su químico favorito había estado preparando. Otros simplemente aprovechaban la noche, para demostrarse todo el amor que sentían el uno por el otro.

Otro grupo más extenso simplemente aprovechaba las pocas horas de sueño, que sus mentes le permitían, y que no eran azotados por pesadillas, donde criaturas sacadas del mismo infierno, saltarán sobre ellos para alimentarse de sus carnes, y que en los mejores de los casos, terminarías siendo muriendo de un derrame, antes de que el virus te consumiera por completo.

Y luego estaba Beatriz Pérez.

Una jovencita de 18 años, cabello el cual pareciera que tuviera personalidad propia, y que solamente era sometido por una pinza que hacía el vago intento de moño, para que este no fuera un punto débil, al enterarse en algo, o que un enemigo la tomara de él. Viste una sudadera holgada negra, unos monos oscuros y zapatos deportivos.

La cual no sabía cómo carajos, había terminado en aquel parque de Jalisco.

Su moto que había tomado prestada, se quedó sin combustible a mitad de la carretera, justo en la entrada de un parque, que según la deducción de Beatriz, fue usada en la antigüedad, para que las familias fueran a acampar, pescar y ver las estrellas. Ella seguro podía encontrar combustible en algún lugar y regresar antes de que alguien se percatara.

Arrastró la moto hasta un lugar seguro, donde no podía ser encontrada por carroñero, y que solo ella sabía dónde estaba. Empezó a rondar la entrada del parque, para intentar encontrar una ranura, pero no la encontró. Así que decidió empezar a escalar la cerca, trepando y empezando a bajar cuando estaba a una del suelo se soltó, cayendo un poco en cuclillas pero recuperándose.

—Beatriz araña, Beatriz araña—Canturreo para dispersar el miedo.

El aire fresco le golpeó, sintiendo la briza golpea sobre sus blancas mejillas. Ella sonrió al sentir el frío, no le incomodaba, así que comenzó a bajar unos cuantos escalones, apreciando la caseta donde anteriormente, debió ser la taquilla, donde se compraba las entradas para poder acceder al parque.

Al estar cerca de esta, pegó sus manos a la cristalera intentando apreciar su interior, pero estaba tan oscuro que no podía ver nada. Esto le arrancó un quejido de molestia, pero luego recordó que tenía una linterna, así que al buscarla, la encendió apuntando al interior de la cabina, apreciando que en el interior de esta, se encontraba el resto de la recepcionista, el rostro estaba destrozado por el impacto de un arma de fuego.

O eso era lo que suponía la chica por el desastre.

En su interior noto algo que brillaba, no lograba ver bien lo que era, pero al mover la linterna, brillaba con fuerza. Tenía que encontrar la forma de entrar. Busco la puerta, encontrándose con una reja cerrada con unas cadenas y un candado, debía buscar la forma de cortar las cadenas o abrir el candado, pero no tenía nada a la mano que ayudará, y si disparaba, podía atraer a los infectados cercanos.

Buscaría otra forma.

Comenzó a caminar apuntando el camino con su linterna, no le sorprendió apreciar serpientes que huían de ella a medida que caminaba, igual tenía que tener cuidado, no quería terminar con una mordida de esas criaturas, ya suficiente problemas tenía al quedarse sin gasolina y haber perdido el camino.

Mientras avanzaba por lo que era una caminera, se topó con una caseta. Le recordó a aquellas historias de los bosques, donde una bruja se escondía en lo más profundo del bosque, para atraer a los niños, secuestrándolo, alimentándose hasta engordar y seguidamente devorarlo como el pollo frito que tanto le gustaba a Beatriz.

【✜ Escapando De La Muerte ✜】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora