Capítulo 13

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Capítulo 13:
Fleur estaba nerviosa, no sabia que iba a pasar, se sentía inquieta, cosa que nunca le pasaba, ella nadie le colocaba nerviosa, era al contrario, pero para todo hay una primera vez, una pequeña parte se sentía con miedo, miedo a que él volviera a la misma actitud de tratarla como un zapato, no sabía que pensar, así que prefirió dejar sus pensamientos y terminar de alistarse para el trabajo.
Al llegar a la oficina y verlo a él, sintió que su corazón bailaba de alegría.
~Buenos días jefe~. Saludó con más alegría de la necesaria la muchacha, internamente se regañó por parecer demasiado entusiasta.
~Buenos días señorita Delacour~. Saludó el hombre con un tono demasiado hosco para el gusto de ella, haciendo que ella llegara a pensar si lo del día anterior fue un sueño. Tomó su lugar de siempre, el silencio era pesado, y recordar la respuesta tan cortante de esta mañana la hacia molestar.
~¿A ti que demonios te pasa?~. Preguntó con molestia la rubia~. Primero me tratas mal sin nisiquiera tomarte la molestia de conocerme, luego me pides disculpas y me besas, y hoy me ignogas como si fuera un maldito cuadgo sin impogtancia, ¿Acaso eges bipolag?, no me confundas maldita sea, un poco eges un patán y luego me encandilas con tu maldita hegmosa songisa, yo no soy un juguete, tengo sentimientos~. Terminó ella con lágrimas en los ojos.
~Olvidate del beso, no significó nada~. Dijo él con indiferencia, sin mirarla.
~No te cgeo, migame a los ojos, si los dices migandome, no insisto más y hago como si nada~. Le dijo ella desafiante, no iba a permitir que la rechazara cobardemente, eso si que no.
Él se levantó de la silla de su escritorio, y se colocó frente a ella, mirándola a los ojos, esos ojos verdes claros que la estaban hipnotizando.
~Maldita sea, no puedo decirte eso~. Y sin más, la besó, pero este beso no fue dulce ni delicado como el primero, fue desesperado como si al soltarla a ella, inmediatamente se fuera a desaparecer. Ella respondió con la misma intensidad, como si en el mundo, solo existieran ellos dos. Al separarse Bill fue el primero en hablar.
~Fleur por más que quisiera, no podemos estar juntos.
~Pog qué no.
~No lo entenderías.
~No me tgates como una idiota William, cgei que había quedado clago que no lo soy~. Le contestó suavemente, a pesar de que quería gritarle.
~Sé que no lo eres.
~Entonces dime pog que no podemos estag juntos.
~ 1)No tengo mucho dinero Fleur, y  2) mi familia es traidora a la sangre y está fichada por los mortifagos, y te pueden asociar con nosotros y 3)tengo miedo a enamorarme y salir con el corazón roto.
~Escuchame bien lo que te voy a decig, 1)no me integesa si tienes dinego o no, yo puedo pegfectamente tgabajag, 2)mi familia también es tgaidoga a la sangge y no me impogta que me asocien contigo o tú familia, 3)soy una adulta y puedo tomag mis decisiones sin ayuda de nadie y sé que es lo mejog paga mí y 4)yo también tengo miedo a enamogagme, a todos nos pasa~. Finalizó ella con determinación.
~Entonces si es así, ¿Le gustaría mañana tener una cita conmigo señorita Delacour?~. Preguntó con una sonrisa.
~Me encantaguía Señog Wesley~. Contestó con una sonrisa.
Y así pasaron la tarde entre besos y caricias aceptando sus sentimientos, y olvidándose de todos.

Nunca digas nunca: Bill y FleurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora