Capítulo 38

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Fleur estaba tomando el té con Bill, hacia días que los chicos y el duende se habían ido, y ahora estaban con ellos Dean y Luna, no se podía quejar de ellos, eran educados y amables, a ella le rompía el corazón de ver que chicos tan jóvenes hubieran sido torturados por el simple hecho de no ser sangre pura (como Dean), o no tener los mismos ideales (en el caso de Luna).
Miraba a su esposo, recordando todo el camino que tuvieron que atravesar para estar juntos, la llegada de Bill a su vida fue revolucionaria, él la hacía sentir que valía mucho, que ella era más que una cara bonita, él era su mitad su complemento, lo amaba, aveces se imaginaba que Bill moría, y sus ojos se aguaban, como en ese momento, ya que el pelirrojo se acercó preocupado.
-¿Qué sucede Fleur?
-Nada, nada solo son las hogmonas.
-Fleur seré hombre, pero no idiota, una mujer nunca llora sin motivo o razón, así sea pequeña, ¿Qué sucede?
-Cuando te lo diga, pensagas que soy una tonta.
-Creo que esa etapa ya la superé hace mucho amor-, le dijo él con una sonrisa.
Ella le devolvió la sonrisa.
-Es que Bill, tengo miedo de perderte, de que mueras, de no poder seguir adelante si no estás.
Él chico la abrazó y le empezó a acariciar el cabello generandole calma.
-Tú eres capaz de seguir adelante, conmigo o sin mi, y si yo llegase a faltar, recuerda que te amo y te amaré, y si existiese otra vida, te esperaré, te seguiré amando, esté yo en cielo o en el infierno-, le dijo él dándole un beso en la frente.
-Quiego que nos pgometamos algo Bill.
-¿Qué sería amor?
-Que si alguno de nosotros llegasemos a faltar, el otro seguirá su vida.
-Fleur no me pidas eso.
-Pog favog, si según tú yo puedo seguig sin ti, tu también podgas seguig sin mí, pgometemelo Bill.
El aludido se removió incómodo por la situación.
-Hazlo Bill, hagámonos esa promesa.
-Está bien.
La francesa sonrió.
-Empiezo yo, yo Fleur Weasley pgometo que si llegase a faltag mi esposo, seguigué con mi vida-, el lazo color azul que salió de la varita de ella, era brillante.
-Yo William Weasley, prometo en que si llegase a faltar mi esposa, seguiré con mi vida-, y salió otro lazo azul, para sellar la promesa.
Fleur sonrió, amaba a Bill y porque lo amaba quería asegurarse de que no se quedara estancado, sufriendo por ella, y era una forma de asegurarle a Bill que ella también seguiría con su vida.
Ambos se quedaron abrazados luego de hacer la promesa, cuando un lince patronus entró por la puerta, y habló:
-Chicos, Harry apareció, la guerra ha empezado, los mortifagos están apareciendo, vayan a Hogwarts.
-Vamos Bill, nos necesitan.
-Fleur creo que es mejor que te quedes.
-No ni lo pienses William, ¿Crees que estaré tranquila mientras tú peleas?, pues no, igue contigo te guste o no.
El pelirrojo suspiró.
-Entonces vamos a avisarle a los chicos.
Los dos salieron al patio, donde ambos chicos estaban mirando el mar que tenían enfrente, abrazados, apoyándose sin hablar mucho.
-Chicos-, dijo Bill llamando la atención de ambos-,Harry ha aparecido, en Hogwarts nos necesitan.
-Vamos con Uds-, contestaron ellos.
Fleur vio en ambos rostros, determinación, no querían quedarse, en sus ojos brillaba la ganas de pelear y enfrentarse a los enemigos que tanto daño les hicieron.
-No creo que sea...-, empezó a decir Bill.
-Dejalos Bill, si ellos quieguen ir, igan-, le cortó la francesa-, ya es hoga de ignos.
Antes de que su esposo pudiera decir algo, la rubia lo tomó de la mano a él y a Luna, y los hizo aparecer en Hosgmeade.
El ambiente en el pueblo era tenso, vio que había personas que entraban a un bar.
-Oigan estamos aquí-, gritó una voz, los 4 se voltearon para ver quien llamaba.
Ahí estaba la señora Weasley con toda la familia.
-Entremos al bar, ahí hay un túnel que nos llevará al colegio-, explicó uno de los gemelos.
Todos entraron al lugar y recorrieron un túnel, ella estaba agarrada de su esposo, llegaron a un lugar amplio, y por la apariencia del sitio, parecía cumplir la función de refugio, el lugar parecía a punto de reventar por la cantidad de personas que ahí se encontraban.
Divisó a Ron y corrió a abrazarlo.
-¿Cómo has estado?-, preguntó la rubia.
-Bien, estoy bien, me da gusto verte Fleur, pero tengo que irme, cuidate mucho ¿Ok?, te quiero.
-Yo también te quiego, cuidate tú también-, y se fue.
Ella miró a su alrededor, todas esas personas tenían un solo objetivo: derrocar al tirano. Seguro que ellos ni siquiera tenían como meta salir vivos, la mayoría tendría familia esperando en casa y que muchos no volverían, le oprimía el pecho sobretodo cuando pensaba en sus padres y su hermana, sabía que ellos sufrirían si ella llegase a faltar, pero tendrían el orgullo de que murió por lo correcto.
De repente llegó Harry, que se sorprendió por la cantidad de personas que habían, él no quería que ninguno luchara, pero todos mostraron su determinación.
Una voz siseante y tenebrosa invadió sus oídos, sintió que su respiración se cortaba, se sentía mareada, esa voz pedían que le entregaran a Harry, en unos minutos esa voz se calló. Nadie hizo nada, hasta que empezaron a decir que ninguno entregaría al de lentes, y empezaron a salir a luchar, los mortifagos ya deberían haber llegado.
Ella se acercó a Bill, lo besó, sin importarle que una batalla se avecinaba, que podía perderlo a él y a su nueva familia, lo besó transmitiendole su amor.
-Te amo Bill, no me agguepiento de habegte conocido, ni de habeg salido contigo la pgimera vez, ni de habeg sido tu novia, ni siquiega de habeg aceptado casagme contigo, de nada me agguepiento y jamás lo hagué, pase lo que pase, te amaré Bill.
-Yo también te amo, eres mi bendición, viniste a ser mi religión, de nada me arrepiento y valió la pena pasar lo que era necesario para estar contigo amor, te amaré hasta que me muera, incluso después de la muerte lo seguiré haciendo.
-Chicos, no es por interrumpir, pero ya es hora-, dijo uno de los gemelos.
Ambos salieron, ella le dio un último beso en la mejilla.
-Recuegda la pgomesa Bill.
-Eso haré.
Tomaron diferentes caminos, la rubia rezaba de que esas no fueran sus últimas palabras.

Habían pasado horas de la última vez que había visto a su esposa, la guerra había terminado, ellos habían ganado, las personas lloraban sus muertos y él buscaba desesperadamente, una cabellera rubia, sabía que su familia estaba bien, todos completos y sanos, pero su otra mitad estaba desaparecida, hasta que la encontró tirada en el suelo con Snape y Sirius al lado de ella, como persona sensata alzó su varita en señal de defensa.
-¿Qué demonios pasa aquí?
-No es lo que parece Bill-, le explicó Sirius-, Severus no es un traidor y Harry lo puede confirmar.
-¿Severus?, y desde cuando...
-Eso no importa ahora Weasley, tú esposa es más importante ¿O no?, dame tu varita.
Bill lo miró con suspicacia y apretó más su varita, Snape rodó los ojos.
-Doy mi palabra de que no la usaré en contra tuya ni de tu esposa.
El pelirrojo lo siguió mirando con suspicacia.
-Además la varita reconoce a tu pareja y sería incapaz de hacerle daño a ella-, terminó de explicar el profesor de pociones-, ¿Vas a colaborar si o no?
Bill con reticencia entregó su objeto más preciado.
-Al fin un Gryffindor con cerebro y suspicacia-, murmuró el ex-Slytherin.
El hombre hizo los diagnósticos, y al final alzó una ceja, el corazón de él se sobresaltó.
-¿Qué sucede?, ¿Ella estará bien?
-Ella está embarazada señor Weasley, otro Weasley en este mundo, espero que no termine como su padre, siendo jefe de una manada-, dijo Snape con burla ganándose una mala mirada de Sirius.
Bill quedó estático por la conmoción, iba a ser padre, él y Fleur tendrían un hijo o una hija, la noticia lo mareó y terminó desmayadonse.
-Sev deberías tener más tacto-, le reprendió Sirius con una sonrisa.
El aludido le dio una sonrisa burlona divertido por la situación.

Nunca digas nunca: Bill y FleurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora