𝕋𝕖𝕟í𝕒𝕤 𝕢𝕦𝕖 𝕤𝕖𝕣 𝕥ú...♧♡[{𝔾𝕖𝕠𝕣𝕘𝕖 𝕎𝕖𝕒𝕤𝕝𝕖𝕪 𝕪 𝕥ú}] ♡♧

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                                                          Canela

Al llegar al cuarto de Hermione te dió un pantalón y ella te dejó bañarte para poder cambiarte de ropa.

Al meterte a bañar te quitaste el enorme vestido, tus pendientes y desataste tu cabello.

Te bañaste lo más rápido posible y al terminar te comenzaste a vestir dentro del baño.

Te pusiste el pantalón que Hermione te había prestado y te pusiste el suéter de George que te quedaba bastante grande.

Después de meter tu cabeza dentro del suéter sentiste como un olor a canela inundaba tu olfato...era el aroma de George...

Era tan dulce...que provocó que dibujaras una sonrisa tonta en tu cara, una sonrisa como la de una niña pequeña al ver a su primer amor...

Cuando terminaste de vestirte saliste del baño mientras acomodabas el gran suéter de George.

- Vaya...que grande te queda el suéter de mi hermano...- dijo Ginny mientras se encontraba acostada sobre la cama de Hermione.

- Solo un poco...- le respondiste mientras olias el suéter de George.

- Parece que alguien está obsesionada con ese suéter...o más bien con el dueño del suéter- respondió Hermione mientras se reía.

Todas comenzaron a reír ante el comentario de Hermione.

Para después reunirse todas sentándose en el piso formando un círculo.

Ahora se depositaba un silencio incómodo en la habitación...todas se morían por preguntar sobre lo que había pasado la noche anterior, pero tenían miedo de que pudieran lastimarte al preguntar sobre el tema.

Tú notaste eso así que decidiste hablar sobre el tema para romper con ese silencio tan incómodo.

- Fue traumático...- dijiste mientras cruzaba tus piernas y te encogías de hombros.

- En serio quieres hablar de eso?- preguntó Fleur mientras esperaba que tu respuesta fuera afirmativa.

- Si...no hay problema- le respondiste.

Pasó un buen rato mientras les contabas la historia a detalle.

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Después de un rato ya era la hora de la comida, así que todas decidieron bajar al Gran Comedor.

Cuando entraron todas se sentaron en la mesa de Gryffindor y comenzaron a comer mientras platicaban y reían fuertemente.

Lamentablemente eso no duró mucho ya que por la puerta del Gran Comedor entraba tú peor pesadilla...Cormac.

Él entraba con una sonrisa estúpida y acompañado de un un grupo de amigos que se comportaban igual que él...como si se sintieran orgullosos.

Al verlo te paralizaste...nunca te habías sentido intimidada por alguien, y menos por un idiota como Cormac.

Solo pudiste sentir como tu sangre comenzó a correr cada vez más lento.

Tu rostro se puso pálido y unas náuseas invadieron tu estómago.

Todas las chicas lo notaron, pero antes de que pudieran reaccionar tu te levantaste y saliste corriendo del Gran Comedor cruzando al lado de Cormac.

El cuál solo se burló de tu expresión al verte pasar al lado de él y de su grupito.

Tú saliste del comedor corriendo para intentar alejarte, pero no llegaste muy lejos... ya que tus piernas se debilitaron al voltear a ver hacia el mismo rincón en el que Cormac te había acorralado la noche anterior.

Tu estabas a punto de vomitar...sentías asco de solo recordar al idiota de Cormac.

Estabas asustada y mareada por las fuertes emociones que recorrían tu cuerpo...estabas fuera de equilibrio y tus rodillas amenazaban con dejar de brindarte soporte para dejarte caer al suelo...hasta que...como por arte de magia un olor a canela volvió a invadir tu olfato...

Era como si el suéter desprendiera el olor con mayor fuerza...era como si George estuviera ahí en ese momento, como si él te estuviera abrazando.

Ese olor te tranquilizó al instante, como en la noche anterior en la cuál George te abrazó mientras tú te refugiabas entre sus brazos mientras ambos permanecían acostados en su cama.

Volviste a recuperar el equilibrio y las palabras que tu madre alguna vez te dijo cruzaron tu cabeza:

"Nunca dejes que nadie te intimide o te haga sentir menos...recuerda que tu fuerza de voluntad te va a dar el valor necesario para salir adelante"

Ese día que tu madre te dijo esas palabras tú no le habías encontrado sentido...¿Para qué te servirían esas palabras?¿A caso habría alguien tan malo de verdad para poder lastimarte?...En ese momento después de lo que habías pasado, las palabras cobraron sentido y las piezas se acomodaron en su lugar...

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Las palabras seguían resonando varias veces en tu cabeza con fuerza hasta que te dieron el valor suficiente...suficiente para regresar al comedor con tus amigas...y suficiente para enfrentar a ese bastardo...

Regresaste a sentarte en la mesa junto con tus amigas a encarar a Cormac que por desgracia se sentaba en la misma mesa.

Pero aún así...no ibas a dejar las cosas así...y estabas dispuesta a darle a Cormac una prueba de su propia medicina...

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🌀Aquí esta su corazoncito🌀
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Gracias por leer
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