𝓒 𝓐 𝓟 𝓘 𝓣 𝓤 𝓛 𝓞 19

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—Bridgette. Brid, cariño... tienes que levantarte. Vamos, he pedido un poco de té— Marinette estaba al lado de la cama y sacudía el hombro de su hermana con suavidad.

Bridgette se movió en la cama, refunfuñó y miró el rostro de Mari con los ojos entrecerrados.

—No quiero levantarme.

—Bueno, pues tienes que hacerlo. Están pasando algunas cosas y creo que deberías estar preparada.

—¿Cosas? ¿Qué tipo de cosas?— Brid se incorporó de un salto y se llevó la mano a la dolorida frente. Una mirada al pequeño y preocupado rostro de Marinette hizo que el corazón le diera un vuelco muy desagradable.

—Recuéstate contra la almohada y te traeré el té— replicó Mari —Eso es.

Tras aceptar la taza de líquido humeante, Bridgette reunió cuidadosamente sus pensamientos, tan enredados como una bola de estambre.

Recordaba vagamente que Félix la había llevado hasta su habitación la noche pasada, donde la esperaban un baño caliente y una amable y competente sirvienta. Se había bañado y puesto un camisón limpio, para luego meterse en la cama antes de que su hermana volviera de los festejos que se celebraban en el pueblo. Después de disfrutar de un largo y tranquilo sueño, podría haberse convencido de que la noche pasada jamás había sucedido, si no fuera por el insistente dolor que sentía entre las piernas.

«¿Y ahora qué?», se preguntó con ansiedad. Lord Westcliff había dicho que tenía la intención de casarse con ella. No obstante, bien podía haber reconsiderado su oferta a la luz del día. Y ella no estaba segura de si quería aceptar o no. Si tenía que pasarse toda la vida con la sensación de ser una obligación indeseada que se le había impuesto a Félix...

—¿Qué ''cosas'' están sucediendo?— repitió.

Marinette se sentó en el borde de la cama frente a ella. Llevaba un vestido de mañana azul y el cabello recogido de forma desaliñada en la nuca. Su mirada preocupada se paseó por las cansadas facciones de su hermana.

—Hace como dos horas... oí cierto alboroto en la habitación de padre y madre. Al parecer, lord Westcliff le ha pedido a padre que se reúnan en privado con él... en el salón de los Agreste... Cuando regresó padre, asomé la cabeza para preguntar lo que sucedía. Él no me dijo nada, pero parecía bastante nervioso y a madre le estaba dando casi un desmayo por algo... No dejaba de reírse y de llorar, así que papá le dio un poco de licor para calmarla. No sé de qué hablaron padre y lord Westcliff, pero esperaba que tú...— Mari se detuvo y cuando vio que la taza de Brid temblaba sobre el platillo —Querida ¿qué te pasa? No pareces tú misma. ¿Pasó algo ayer? ¿Hiciste algo que llamara la atención de lord Westcliff?

La garganta de Bridgette se cerró cuando estaba a punto de soltar una carcajada. Nunca se había sentido de esa manera, atrapada en el peligroso abismo que vacilaba entre la ira y el llanto... Al final ganó la ira:

—Sí— contestó —sucedió algo. Y ahora lo está usando para salirse con la suya, tanto si quiero como si no. Actuar a mis espaldas y arreglarlo todo con papá... ¡Me niego a aceptar eso! ¡Me niego!

Los ojos de Marinette se abrieron como platos.

—¿Montaste uno de los caballos de lord Westcliff sin su permiso? ¿Se trata de eso?.

—¿Qué si yo..? No señor, ojalá fuera eso— Brid escondió el rostro ruborizado entre las manos —Me acosté con él— Su voz se filtró a través de la frialdad de sus dedos —Ayer, cuando todos se habían marchado de la mansión.

𝓜𝓮   𝓮𝓷𝓪𝓶𝓸𝓻𝓮  𝓾𝓷  OᴛᴏñᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora