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Los gritos ensordecedores de aquella mujer le ponía los pelos de punta, aún no entendía exactamente qué era lo que hacían con ella ahí, pero era algo que no le interesaba. Saca de su bolsillo un cigarrillo y lo enciende dejando que el sabor lo relaje mientras observa el paisaje a través de la ventana.

Llovía y mucho, era la época de las lluvias y el frío, no le gustaba mucho pero era lo único que tenía.

Escucha como la puerta se abre y sin girarse habla.

—¿Noticias?

—Algunas, no creo que sea tan necesario esto, tenemos asuntos más importantes que atender.

Chasquea la lengua y da la vuelta encontrándose con tres hombres, el de enmedio era el que había hablado y lo mira fijamente viendo como el hombre agachaba un poco la mirada.

—¿Asuntos más importantes?

—Si, señor. Tenemos que cerrar un tratado con..

—Ven aquí. —Lo interrumpe mientras con su índice le señala el escritorio.

El hombre con duda se acerca lentamente hasta estar de frente aún agachando la mirada.

—Se exactamente lo que tenemos que hacer, si no se te olvida yo les dije estrictamente a ustedes lo que tenían que hacer ¿Lo recuerdas?

—S-Si pero...— No pudo continuar por qué un grito salió de sus labios al sentir como el cigarro que anteriormente estaban en los labios de aquel hombre ahora se encontraba presionado contra la carne de su mano, quemandolo.

—Me importa un carajo lo que tengas que decir. Vas a acatar mis órdenes y solo eso ¿Quedó claro? —El hombre no respondió— Dije quedó claro. —Dijo moviendo aún más el cigarro contra la mano.

—¡S-Si! —Gritó.

—Bien. Largo. Y no te atrevas a venir sin buenas noticias que a la próxima será una bala entre tus cejas lo que obtendrás.

El hombre asiente frenéticamente mientras toma su mano lastimada y sale de ahí dejándolo solo de nuevo.

Se voltea viendo un pequeño retrato en su escritorio y sonríe sádicamente.

Pronto...muy pronto.

•~•~•~•~•~•~

Alice.

—Con cuidado señorita no se vaya usted a quemar.— Decía Gloria preocupada lo que hacía que rodara los ojos y sonriera, a veces se preocupaba de más.

—Tranquila Gloria lo tengo todo bajo control.— Digo mientras sacaba la charola del horno y la ponía en la encimera junto a las otras dos. —Listo ¿Que tal se ven?

—Muy bien, al joven le van a gustar mucho.— Dijo Gloria sonriendo con cariño. — ¿A qué hora le dijo que iba a llegar?

—Creo que todavía falta una hora, no he hablado mucho con el. —Digo un poco desanimada.

—No se preocupe, tengo que irme la veré mañana, la cena ya está lista. Me saluda al jóven y mucha suerte mañana. — Dice levantándose de la silla.

—Muchas gracias, igualmente cuidese mucho Gloria.

Cuando quedo sola, saco el chocolate para adornar las galletas.