El gato
—Mira, se ha acercado para asegurarse de que no necesita que le echen una pata para estirar.
El sentido del humor de Miya era insoportable. Y el resultado era todavía peor si se encontraban en la selección y personas tan explosivas como Bokuto, Hoshiumi o Yaku estallaban cada vez que hacía algunas de sus gracias... Sakusa se limitó a suspirar y seguir estirando, con las uñas clavadas en la planta de uno de sus pies.
Debido a su flexibilidad y equilibrio, podía estirar en solitario sin apoyarse en nadie o necesitar el refuerzo de alguno de sus compañeros o el entrenador atlético. Además, como corría menos riesgo de lesiones, no mantenía demasiada relación con el equipo técnico fuera de las formalidades habituales, sin contar que respetaban su necesidad de espacio personal y la incomodidad que le provocaba que alguien le pusiese las manos encima.
Y por eso le resultó que el siempre arisco y profesional Iwaizumi Hajime estuviese observándolo con interés y casi abrumado por algo que no acababa de percibir. Quizá era un fan de los gatos y estaba conmovido ante la presencia de aquel animal tratando de imitar sus estiramientos, pero no se estaba desternillando como todos los demás ni haciendo fotos —Sakusa ya había dejado de pelear por cualquier minucia hacía mucho porque sabía que era una batalla perdida—.
No le prestó mayor atención al tema y siguió estirando, tratando de obviar también a aquel gato que no dejaba de perseguirlo por mucho que tratase de alejarse y que, en ocasiones, tomaba las mismas posturas que él, para su delirio y la alegría del equipo. Ni siquiera sabía de dónde había salido, si estaba desparasitado o llevaba al menos un chip que alejase las bacterias, y no tenía a mano a personas con un mínimo de decencia y amabilidad como Ushijima, Komori o Hinata, que aún llegarían a la concentración al día siguiente.
—Ven aquí, pequeño —murmuró alguien, como si el felino fuese a entenderlo y acatar sus órdenes. Sakusa pensó en burlarse de una vez, pero entonces vio que se trataba del entrenador deportivo, que avanzaba, con cuidado, hasta el animal. Este, consciente de su presencia, reaccionó al instante—. ¡Pero...! ¡Yo solo quiero dejarte fuera y que no llenes todo de pelos! ¡Kindaichi!
El mencionado salió corriendo en dirección a Iwaizumi, agarró el gato de entre sus dedos mordidos y lo sacó rápidamente del lugar. Para ser un simple suplente en su primera convocatoria, había actuado rápido y entendido el mensaje. Sakusa tenía cierta idea de Kageyama hablando de que ellos dos e Iwaizumi habían compartido equipo en la secundaria, pero no le había prestado demasiada atención al asunto.
Con un suspiro, Iwaizumi comenzó a sacudir su camiseta negra y lamentarse de haber hecho aquello. Entonces compartieron miradas. Sakusa se había quedado quieto durante toda la escena, a pesar de la postura incómoda, con los gemelos flexionados hasta la espalda, con tal de no llamar la atención en mitad de aquella disputa.
—Le has caído genial.
—Bueno, es lo que tiene que mi ropa huela a mi perro. Todos los gatos me odian... —Aquello parecía una protesta dolorosa para él. Ciertamente podía notar su gusto por los animales no solo por aquella mueca sino las constantes fotos que subía a sus redes sociales y que Bokuto, Atsumu y Hinata, embobados, le habían enseñado cuando estaban todos en los Black Jackals.
—Gracias por apartarlo de mí.
—Oh, no es nada. Al fin y al cabo, te estaba molestando y nunca se sabe quién puede ser alérgico o no a ellos. Es mejor tomar precauciones. —Sakusa asintió, de nuevo agradecido, y con un mayor respeto por un hombre que se tomaba en serio su trabajo y a las personas que estaban a su cargo—. Por cierto, supongo que será una obviedad lo que diga porque si has llegado a la selección es por algo, pero tienes muy buena postura. Jamás te veo torcido ni siquiera en estado de relajación y ejecutas todos tus entrenamientos a la perfección. Yo solo... quería elogiarte por ello como entrenador atlético que soy.
Entonces, Iwaizumi le sonrió, avergonzado por sus propias palabras, pero también emocionado y agradecido ante un buen trabajo. Fue así que Sakusa descubrió por fin el porqué de aquella adoración desmedida y fascinación de la plantilla por aquel hombre. A pesar de aquel exterior adusto y torpe, estaba alguien que sabía lo que tenía que hacer y lo que los demás necesitaban para sentirse seguros.
Aunque fuese simple, aquel fue de los mejores y más reconfortantes elogios que recibió a lo largo de su vida.
Esto es una puta tontería pero me provocaba demasiada necesidad y ternura hacerlo, sorry, hsjedikalgf.
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Set; drabbles de Haikyuu!!
FanfictionCada experiencia dentro de la cancha de vóleibol te hacía crecer como jugador. Y si algo no salía bien, siempre había un siguiente set para cambiar las tornas. Ojalá sus vidas fuesen tan básicas y simples, con una segunda oportunidad para enmendar t...