El último entrenamiento
—¿Cuántas veces tengo que decirte que no hagas eso? —protestó Atsumu mientras le revolvía el cabello al pelirrojo. Sus dedos se clavaban como ganchos en su cabellera, pero a Hinata, el nuevo bloqueador central de los Black Jackals, no parecía molestarle sino todo lo contrario.
Atsumu arrancó un par de hojas secas más de su pelo y retorció de nuevo la cabeza del pequeño, queriendo buscar las que le faltaban por quitar, que, por suerte, ya no existían. Le daba escalofríos el tacto arenoso en su cuero cabelludo, pero no podía hacer otra cosa que arreglar el desastre si no quería que cierta persona tuviese un ataque de ansiedad por su misofobia.
—Estoy harto de tener que acicalarte después de que persigas a todo animal viviente que te cruzas por la calle. ¡Estás lleno de barro y basura! ¡Omiomi se va a poner como un loco si te ve así!
Por mucho que gritase y se alterase, Hinata parecía ajeno a su pánico, con una sonrisilla satisfecha en los labios. Quién diría que ya tenía más de veinte años… Había crecido y estaba más musculado que en su estancia en el Karasuno, pero sin lugar a dudas conservaba la esencia inocente y feroz al mismo tiempo que había hecho que el gran Miya Atsumu quisiese colocar balones para él.
Y allí estaban, en las duchas antes de un entrenamiento y cubiertos de la tierra de la calle. Los ojos avellana de Atsumu no se separaban de Hinata; no sabía lo que podría pasar la próxima vez que lo perdiera de vista. Su energía y entusiasmo ilimitados eran muy útiles en la pista, pero fuera de ella casi siempre resultaban ser un incordio…
—¿Es que no vas a cambiar nunca?
Entonces Hinata alzó sus ojos castaños hacia él. Al estar a su espalda, tuvo que reclinarse mucho y apoyar los hombros en sus rodillas—. Ya lo hago; siempre lo hago. Pero si un gatito queda atrapado en un árbol, no me va a importar mancharme para salvarlo. ¡Es de sentido común! —exclamó con su gran sonrisa.
Atsumu resopló y se frotó el puente de su nariz. A veces olvidaba que la lógica de Hinata no era como la del resto de personas. En parte le recordaba mucho a Bokuto, y eso nunca era buena señal…
—Aun así puedes tener cuidado, ¿verdad? ¿Y si te llegas a lesionar antes de tu debut? ¿Tengo que recordarte quiénes son nuestros próximos contrincantes?
Aquello sí que pareció calar hondo en Hinata, que borró su sonrisa al instante y asintió—. Solo queda una semana, es cierto… ¡Atsumu, ayúdame a entrenar!
Y Hinata se puso de pie, se revolvió el cabello pelirrojo y alborotado por última vez y le extendió una mano. Atsumu suspiró, aunque no pudo esconder la sonrisa ladeada que se extendió por sus labios antes de tomar impulso juntando sus manos—. Sí, sí… Pero no te sobreesfuerces, ¿vale?
Sabía que lo había escuchado aunque no respondiese y ya se dirigiese al pabellón. Aunque ya estuviese centrado en la cancha y en qué prefería practicar aquel día, ya no era el mismo niño que antes. Ahora aceptaba todos los consejos que le regalaban.
Atsumu, ahora que ya no podía verlo, se permitió sonreír hasta tener que morderse el labio inferior. Quizá Hinata no dejase de darle vueltas a la promesa que llevaba años pendiente entre Kageyama y él, pero Atsumu había cumplido su deseo de ser el setter del pelirrojo. Y nada ni nadie podría negarle el placer de impulsar a su cuervo hacia lo más alto y demostrar que al final era él quien estaba destinado a recibir las sonrisas diarias de Hinata Shouyou.
Amo a Atsumu muchísimo, sobre todo después del timeskip, y ver a Hinata siendo un sol con todos siempre me devuelve momentáneamente las ganas de vivir, en serio. Últimamente me apetece mucho hacer fluff y este es el tipo de escena que quería incluir en algún fic pero nunca tenía sitio :''')
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Set; drabbles de Haikyuu!!
FanfictionCada experiencia dentro de la cancha de vóleibol te hacía crecer como jugador. Y si algo no salía bien, siempre había un siguiente set para cambiar las tornas. Ojalá sus vidas fuesen tan básicas y simples, con una segunda oportunidad para enmendar t...