No hay spoilers como tal del manga pero sí que se da en el contexto del final de Haikyuu!!, así que leed bajo propia responsabilidad.
Suciedad
—¿Qué se siente al ponerse el uniforme por primera vez, Sakusa?
—Cállate, Miya —gruñó el nuevo empleado del McDollar’s.
Miya Atsumu, su interlocutor, no pudo hacer menos que echarse a reír, disfrutando de la mueca de frustración de su compañero de los Black Jackals. Aquel joven antipático, misofóbico y solitario se retorcía de dolor dentro de aquellas prendas de colores rojos y amarillos, como si estuviesen hechas de esparto y no de algodón. Se había puesto unos guantes, como era habitual en él, pero seguía fuera de lugar en mitad de un local de una franquicia famosa por el cuestionable origen de su comida grasienta y correosa.
Como encargado jefe, se podía permitir ser su guía y ayudante en su primer día de trabajo y, mientras tanto, burlarse de él tanto como quisiera. ¿Cómo no podría aprovechar la ocasión de poner en su lugar a aquel niño de mamá que no había aprendido lo que era ganarse la vida hasta ese mismo día? Que no se reía de la desgracia de haber sido desheredado tras confesar que era gay, pero Atsumu ya se había cansado de recibir quejas de su parte cada vez que mencionaba que tenía que marcharse a trabajar a aquel lugar. Sí; era un sitio pestilente lleno de bacterias y de personas maleducadas y todavía más sucias —los niños, los queridos niños de Sakusa Kiyoomi…—, pero de alguna forma tenía que conseguir dinero para pagarse la carrera.
—¿Entonces me estás diciendo que las patatas… se pasan todo el día en el mismo aceite?
—Eso es incorrecto. Si fuese así, estarían todas quemadas. Pero sí, el aceite no se cambia mucho porque tienes que estar cocinando sin parar.
Sakusa se limitó a observar, sin palabras, aquella máquina y el pitido irritante que producía cada vez que una tanda de patatas ya estaba preparada y su encargado las extraía para colocarlas en un envase de cartón.
—Y… ¿no escurrís el aceite?
—Claro, agitas la parrilla un par de segundos antes de meter todo en la bandeja. Oh, y acuérdate de hacer lo mismo antes de colocar una hamburguesa. Si está demasiado grasienta, puede provocar que el tomate se deshaga más y la lechuga quede correosa.
Y en aquel momento contempló la primera arcada de una serie de largas y extensas náuseas que, aunque lo alejase de la cocina, regresaban ante las imágenes mentales que se reproducían en bucle en el cerebro de Sakusa.
Atsumu consiguió arrastrarlo hasta los aseos antes de que vomitase, pero la visión de aquel baño público solo aceleró el proceso y escupió toda su comida sobre la tapa del wáter. El encargado lo ignoró y la subió para que pudiese seguir desahogándose con calma.
—¿Adónde vas? ¿Necesitas el móvil para hacerme una foto, Miya? —protestó el convaleciente entre arcadas. Atsumu admitía que eran atrayentes su cabello rizo y negro enmarañado y pegado a la frente, sus pálidas mejillas cubiertas de capilares a punto de explotar y la oscura mirada perdida en el aire para no concentrarse en ninguna mancha, pero contuvo sus ganas de guardar pruebas gráficas de aquello.
—Voy a por el cubo de la fregona y una bayeta, gruñón.
Su compañero de equipo, a pesar de sus particularidades, siempre se comportaba como una persona responsable y procuraba dar su mejor esfuerzo en todo. Y por eso no pudo evitar echarse a reír cuando se encontró a Sakusa semidesnudo y usando la camiseta del McDollar’s para limpiar la base del wáter y poder apoyar aunque fuese una mejilla en ella.
—Sabes que no te voy a entregar más ropa de trabajo, ¿verdad?
—A quién le importa el futuro si voy a morir aquí...
Atsumu le sonrió y extendió una mano hacia él, que seguía de rodillas y lo observaba con desidia—. Venga, levántate. Te conviene echarte algo de agua en la cara. Te he traído tu mochila del vestuario, con tu muda limpia, tus guantes de repuesto y tus mascarillas. Mientras te recuperas, yo arreglaré este estropicio.
Sakusa agarró su mano sin dudarlo y, cuando por fin se puso en pie, no hizo el amago de mantener un metro de distancia con él. Atsumu aprovechó aquello y palmeó su espalda como muestra de apoyo cuando se enfrentó a su reflejo demacrado en el espejo del lavabo.
—Gracias, Miya... —musitó con los ojos clavados en el reflejo del encargado.
Y Atsumu se sintió satisfecho con aquello, aunque tuviese que pasarse un buen rato después limpiando vómitos. Pocas personas podían alardear de que el gran Sakusa Kiyoomi se dignó a admitir su ayuda.
Este drabble es en honor a AkBennington y su amor por el sakuatsu y porque, aunque yo no sepa hacer humor, amo a este par de idiotas cuando están en contacto (literalmente). Id a su perfil si os gusta la shipp, no os arrepentiréis.
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Set; drabbles de Haikyuu!!
FanficCada experiencia dentro de la cancha de vóleibol te hacía crecer como jugador. Y si algo no salía bien, siempre había un siguiente set para cambiar las tornas. Ojalá sus vidas fuesen tan básicas y simples, con una segunda oportunidad para enmendar t...