lεs llàgrιmεs dε Jυdεs

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~Jimin

Más de lo que nunca habré lamentado, más de lo que nunca habré querido, y en el lecho que ofrenda para mí, mi fiel soledad, más de lo que jamás habré sufrido, pediré perdón por mis actos, y desearé hasta el fin de mis días, con toda mi alma, haber muerto mil veces.




6 de Mayo. 2014.
Carrer de l'Escultor Ordoñez, nº 7, 08016 Barcelona

|06:12h|


El aliento todavía seguía negándome su alivio. Mis ojos se mantuvieron abiertos, irremediablemente rotos, mientras Vania conducía mis abatidos pasos por las escaleras. Igual que si fuera un inválido, cargaba con el peso de mi cuerpo sin quejarse, sin hablarme, sin mirarme, pues era consciente de que en mi estado, no era capaz de articular uno solo de mis músculos.

Al llegar hasta la puerta, sacó las llaves del bolsillo de mi pantalón, sin pedir permiso, y me arrastró hasta el sofá. Se quedó de pie, delante de mí, mirándome. Con absoluta seguridad, era capaz de ver su hastío en sus ojos grises, la primera vez que lo ví por causa mía, y a pesar de lo mucho que eso pesaba en mi corazón, yo todavía, ¡todavía! era incapaz de reaccionar.

ㅡ Te dije que hubiera sido preferible que fuera solo. ㅡ Dijo. ㅡ Te dije que debías haberte quedado, pero... Te obstinaste en conducir para mí, Jimin. Tú insististe. ㅡ Me recuerda, alegre igual que aquel que disfruta ilustrando a un niño tenaz. Como si yo no hubiera razonado suficiente sobre ello.

Todavía era capaz de sentirla pegada a mi cuerpo, irremediablemente soldada a mi piel, seca, por supuesto, oxidada ya. Había perdido su arrebatador matiz, pero aún se distinguía roja en mi camisa, y seguro que en parte de mi cara.

ㅡ Imagino que ha de ser precipitado para ti. ㅡ Volvió a hablar, inclinándose hacia mi rostro. ㅡ Nunca antes habías presenciado la muerte tan de cerca. ㅡ Su aliento impactaba en mi nariz, cada vez que susurraba. ㅡ Puedes creerme querido Jimin, nunca hubiera permitido que la sangre de semejante escoria manchara tus labios.

Parpadeé en aquel momento, y así me di cuenta de que las lágrimas habían incautado mis ojos. Él seguía tan cerca de mí, que solo era capaz de mirar el gris profundo de sus iris. Entonces vi que sonrió. Sonrió de un modo que jamás había visto antes. Y mi cuerpo, que hasta aquel momento había permanecido apagado, recobró la vida para ser preso del miedo más siniestro que había experimentado.

Quieto me mantuve, congelado ante la caricia que formó en mi frente. Apartó mi flequillo con suavidad, y dejó caer el dorso de su mano lentamente por el abismo de mi pómulo, deteniéndose a frenar aquellas gotas húmedas, que de mis ojos se habían precipitado.

ㅡ Dedica tu mente al descanso, mi buen chico, pues el silencio no permanece por largo tiempo. ㅡ Dijo. ㅡ Sé cauto, y guárdate de mostrar tus nervios cuando lleguen hasta ti. ㅡ Advirtió mientras cogía mi abrigo para dirigirse a la puerta, no sin antes, dedicarme una última sonrisa amable. ㅡ La policía no tardará en venir buscarte. Demuéstrame que eres el hombre al que protejo, Jimin.





9 de Mayo. 2014.
53 8. Residencia Zaslav. Torre Baró,
Barcelona

ㅡ Debo confesar que me siento perplejo. ㅡ Dijo desde aquella calma acomodada, sin apartar la mirada de su taza de cafe. ㅡ No te esperaba tan pronto aquí, Jimin.

ㅡ Lo sé.

ㅡ Por amor de dios, ¿Qué significa ese desastre? ¿Qué son todos esos harapos? ㅡ Su disgusto resaltó por encima de sus palabras al mirarme por primera vez. Era consciente de su preocupación.

PVERTΔS CEЯЯΛDΔS _Donde viven las historias. Descúbrelo ahora