ηit d'εstεls

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30 de Abril. 2014
Carrer de la Cera 31-5. 08001 Barcelona.

|03:23h|

~Enna

Cuando me meto en el ascensor y el espejo que tengo delante ofrece su sentencia, me veo obligada a aceptarla.

Estoy hecha un desastre; Mis cabellos son un lío anárquico, mi vestido está arrugado y andrajoso. El tirante derecho está descosido y mis medias están agujereadas. Estoy sucia, el maquillaje está arruinado y afea mi cara completamente, y tengo heridas secas en los brazos y en las piernas.

No puedo presentarme en casa y dejar que Héctor me vea así. No hay manera de evitarlo; estará preocupado y me habrá estado esperando despierto. Se pondrá hecho una furia y no quiero discutir sobre lo que me ha pasado.

Por eso cuando meto la llave contengo la respiración. Trato de hacer el menor sonido que indique mi llegada, ni siquiera me tomo la molestia de encender las luces. A riesgo de darme contra todos los muebles de la casa, me apresuro por el pasillo hasta mi habitación y me deshago de estas prendas manchadas.

Mi respiración tarda en apaciguarse largo rato. Quisiera ponerme a dormir, y quisiera que al cerrarse mis ojos el olvido se llevara consigo todo lo acontecido esta noche. Pero mi cuerpo grita. Por más que doy vueltas en la cama no puedo dormir. Cojo mis zapatillas, una sudadera blanca y las llaves, y decido caminar escaleras arriba.

Es la primera vez que subo hasta aquí arriba, por eso me sorprende que la puerta sea tan ligera y se abra con tanta facilidad, pero más me sorprende todavía ver la cúpula nocturna hinchada de estrellas. Pensaba que la contaminación lumínica de la ciudad las habría ahogado y tan solo vería las más imponentes, sin embargo soy capaz de percibir hasta la más diminuta de ellas.

Pronto escucho un murmullo suave cerca de mí. Un canto refinado y deleitoso que susurra con majestuosidad, entona una melodía a pocos metros de mí, tras una de las columnas. No esperaba que hubiera alguien más en esta azotea, mucho menos esperaba encontrarle a él. Está ahí sentado, mirando al horizonte como si sus ojos estuvieran enganchados a la línea negra que traza la mar.

Trato de hacer el menor sonido mientras me quito las zapatillas. Le escucho entonar su melodía nostálgica mientras me acerco despacio, sin pretender alterar su quietud. Jungkook se mantiene en su paz, mirando a lo lejos, ajeno a mi presencia hasta que, sin más, su canción se interrumpe, dejando un silencio que no comprendo.

Cuando se da cuenta de que estoy aquí, veo como sus ojos se llenan de sorpresa, pero todavía no hallo rechazo por su parte. No le molesta mi presencia, me lo demuestra con una sonrisa henchida de timidez, supongo que por la melodía que he escuchado de sus labios.

Me hace un gesto con la mano, invitándome a que tome asiento a su lado.

ㅡ ¿Tan mal estaba cantando, que no te he dejado pegar el ojo? ㅡ Cuestiona chulesco a sabiendas de lo hermoso que es su canto y de lo mucho que me ha sorprendido.

ㅡ ¿Dónde has aprendido a cantar así? ㅡ Pregunto yo, evitando tirarle las flores que tanto sé que quiere.

ㅡ ¿Así como? ㅡ Insiste. Alzando las cejas con una cara de lo más perversa. El muy imbécil... ¿Será posible que no pare hasta que lo diga?

ㅡ Tan... agudo. ㅡ Respondo con una sonrisa satisfecha, dejándole claro que no pienso decirle en voz alta lo bien que canta. Él lo sabe de sobra.

ㅡ Mhmm... Bueno, supongo que he aprendido con la práctica. No sé, como todos, ¿no?

ㅡ ¿Has aprendido tú solo? ㅡ Reacciono con la boca abierta ante su calma.

PVERTΔS CEЯЯΛDΔS _Donde viven las historias. Descúbrelo ahora