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11 de Octubre. 2009
Tordellego. Guadalajara. España

~ Enna


Debo suponer que, tal vez en cualquier otro lugar, más transitado y generalmente agitado que este, resultaría natural que las puertas de las casas estuvieran debidamente cerradas a las dos de la tarde. Pero aquí, en un pueblucho triste y olvidado por todos, dicha costumbre era insólitamente apreciada. Por eso ni siquiera me molesté en llamar al timbre. 

Las luces de la primera planta estaban apagadas y casi ninguna de las puertas dejaba adivinar una sola pista sobre la presencia de los anfitriones. Todo permanecía en absoluto sosiego y quietud.

Tuve cuidado al subir las escaleras, muy despacio, de puntillas, tratando de no alterar el silencio. Abrí la puerta de su dormitorio tratando de hacer el menor sonido y al instante mis labios se curvaron en una sonrisa inquieta. Es que estaba segura de que me lo encontraría en la cama, oculto bajo las sábanas.

Al acercarme y escuchar la calma de su respiración me sentí culpable, pues en realidad no quería despertarle, pero necesitaba hablar con él. No le había visto desde hacía dos días.

Ni una llamada, ni un mensaje. Estaba preocupada.

Me desplacé en silencio hasta su cama, despacio. Y me subí a ella. Héctor permaneció ajeno a mis intenciones, sin darse cuenta. Sin moverse. Acaricié su mejilla con suavidad y pasé mis dedos entre sus cabellos de plata. Pero me detuve en seco al advertir una mancha morada en su pómulo derecho.

ㅡ Héctor..ㅡ Dije entonces, empujando su brazo con cierta brusquedad, tratando de que despertara. ㅡ Eh, venga..

Empezó a abrir los ojos y suspiró pesadamente antes de despertar por completo. Entonces fue cuando me vió.

ㅡ ¿Pero qué cojones pasa contigo? ¡Qué haces aquí! ㅡ Dijo apoyando los codos dirigiéndose a mí, bastante molesto.

ㅡ ¿Qué esperabas que hiciera? Has desaparecido sin decir nada.

ㅡ ¡Coño, no quería ver a nadie, ¿vale?! ㅡ Dijo advirtiéndome, liberándose agresivamente de las sábanas. Le importó poco o nada que lo viera desnudo, y se levantó de la cama para huir de mí. ㅡ Estoy hasta los cojones de todo. ¡Solo quiero que me dejéis en paz de una puta vez!

Abrió el armario, prácticamente como si fuera a arrancar las puertas, y se empezó a vestir.

ㅡ ¿Por qué te comportas así? ㅡ Le pregunté confusa. No pensaba que tan solo dos días de separación fueran a resultar en tanta agresividad.

Pero a pesar de mi pregunta siguió vistiéndose sin hablarme. Tampoco me miró. ㅡ ¿Qué te ha pasado? ㅡ Insistí.

ㅡ No es asunto tuyo. ㅡ Zanjó así nuestra conversación, cerrando el armario de un golpe brutal. Avanzó por la habitación a paso firme y salió por la puerta.

Me apresuré a seguirlo por el pasillo, le insistí repetidas veces que me hablara, que parase y se diera la vuelta para mirarme, que me escuchara, pero por más que suplicara no respondió, no quiso verme a los ojos.

Se metió en el baño y por un momento creí que conseguí alcanzarle hasta que me dí de bruces contra la puerta.

ㅡ Por favor. Por favor habla conmigo.

ㅡ ¡Vete a la mierda! ㅡ Respondió únicamente.

Incluso creo que noté que lágrimas cayeron por mis mejillas. No lo sé, pero es que en mi vida me había sentido tan vulnerable.

PVERTΔS CEЯЯΛDΔS _Donde viven las historias. Descúbrelo ahora