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9 de Abril. 2014
Carrer de la Cera, 31-5. 08001. Barcelona

~Enna

Mi primera noche aquí ha sido de lo más pesada, a pesar de haber dormido lo suficiente no he descansado en absoluto. Tenía demasiadas cosas en la cabeza como para dejar de pensar en ellas, y por supuesto el chico al que dejé con la palabra en la boca la noche anterior seguía perturbándome; no quiero encontrármelo otra vez. Prefiero mantenerlo lejos de mí, dentro de lo posible teniendo en cuenta que ahora es mi vecino.

Son las dos de la tarde y después de patearme todo el centro buscando un empleo rápido para poder empezar, solo he encontrado un par de ofertas en dos bares no muy agradables y el sueldo era una mierda, hablando claro. Sé que acabo de empezar, pero aun así me siento bastante hundida. Podría haberme quedado a comer en algún sitio del centro para seguir con la búsqueda nada más acabar, pero finalmente me he convencido para seguir mañana.

Aún tengo que deshacer las maletas y limpiar bien el apartamento porque, aunque está en perfectas condiciones se nota que hace tiempo que no lo habita nadie y el polvo se ha hecho presente en las estanterías y en los cuadros. Héctor tiene parte de sangre alemana, lo que lo hace ser maniático y escrupuloso, debo darme prisa si quiero evitarme sus reclamos.

Hago la compra en el supermercado más próximo que encuentro, lo justo y necesario para la primera semana; Por supuesto solo tengo dos manos, voy con las bolsas llenas hasta los topes y mientras subo las escaleras hasta la sexta planta, porque el maldito ascensor sigue sin funcionar, repaso mentalmente los recados que me quedan por hacer. Al llegar a mi rellano me quedo petrificada de repente. No esperaba encontrar a nadie llamando a mi puerta. A diferencia de anoche, ahora sus cabellos marrones tienen movimiento. Están ligeramente despeinados y parecen un poco más largos. Lleva una camiseta suelta que cae sobre sus hombros, en los que me fijo un poco más y me doy cuenta de que son más anchos de lo que pensaba. Parece más relajado, más auténtico fuera de aquel traje negro que llevaba ayer.

Sin saber qué decir o hacer, me quedo ahí un segundo. Está bloqueando la puerta y no hay forma de evitar que me vea. No me ha oído llegar, pero no me arriesgo a moverme. Tiemblo como un flan ante su presencia. 

ㅡ Si lo que quieres es entrar, tendrás que coger las llaves del bolsillo de mi pantalón. No quiero soltar las bolsas.ㅡ Digo tratando de parecer lo más serena posible.

Jungkook se sobresalta al oírme y se gira hacía mí. Vuelve a tener la misma expresión que vi anoche. Ese brillo grato, jovial en sus ojos, que consigue secar mi boca. Camino hacia mi puerta y me quedo frente a él, esperando a que reaccione.

ㅡ ¿Me ayudas? ㅡ Pregunto.

Él parece dudarlo un momento. Mi expectación sube rápidamente. Quiero ser testigo de esa voz con la que aun no me ha deleitado. Me dedica una sonrisa tierna, me mira fijamente a los ojos y extiende su mano lentamente hasta el bolsillo de mi pantalón. Se toma su tiempo para hurgar pacientemente en mi pequeño y estrecho bolsillo, buscando las llaves. Noto el calor de su mano acariciando mi muslo izquierdo a través de la tela, mientras su mirada se clava en la mía y emerge otra vez esa sonrisa. No quiero que se detenga. Su gesto apenas dura unos segundos pero para mí, el tiempo se detiene ahí. En sus ojos castaños.

Cuando finalmente aparta la vista y pone la llave en la cerradura, abre la puerta, entra y aprovecha mi distracción para girarse y requisarme las pesadas bolsas de las manos. Ese gesto me descoloca bastante. Le veo avanzar por el pasillo con decisión y entra en la cocina para dejar las bolsas sobre la mesa. Yo cierro la puerta y jugueteo con las llaves tratando de calmar la ansiedad que me invade. Pensar que estoy sola con él, en este piso, es una situación de lo más incómoda para mí. ¡Mierda! Solo puedo pensar en el tacto de sus manos sobre mi cintura, acercándome impetuosamente a su pecho duro, robusto, para sentir su aliento en mi cuello.

PVERTΔS CEЯЯΛDΔS _Donde viven las historias. Descúbrelo ahora