υη sαlt dε fε

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6 de Mayo. 2014

Carrer de la Cera, 31-5. 08001. Barcelona



~ Jungkook

|12:34h|

ㅡ Jimin y yo no tenemos nada. ㅡ dijo Enna, mirándome a la cara como si por primera vez desde que la conocía hablara sin una cadena en el cuello. ㅡ Te lo prometo. Nosotros... nos conocimos en el hotel. Por, un, cliente... Tuve un, encuentro desagradable, con ese hombre y, Jimin me ayudó. Es la verdad. Fue amable, me defendió y me llevó a casa.

Estaba seguro de que podía confiar en sus palabras, más por la desesperación que manchaba sus ojos que porque su historia fuera creíble. Pero saber eso, la razón de que se conocieran, no me hizo sentir como esperaba.

ㅡ Jungkook, ¿puedes creerme? Por favor.

Ahí estaba otra vez, una explicación oportuna que encajaba en mi duda a la perfección, justo en el momento oportuno, y sin llegar a resolverla de verdad. ¿Qué había de sus ojos? ¿Un momento de heroicidad era la razón de que se miraran con tanta complicidad entre ellos?

ㅡ Enna, sabes que hay algo más. O es que es solo por eso que Jimin te persigue tanto.ㅡ y entonces se mordió los labios, fuera lo que fuera no iba a contarme la razón, y la verdad, yo también había acabado bastantante harto. ㅡ Sí puedo creer esta vez, ¿y la siguiente? ㅡ dije. ㅡ Podrás salir airosa de la próxima, Enna.

No lo sabía, si ella era consciente o no, pero entre nosotros siempre hay esa distancia. Lo de la noche anterior fue genial, una locura bestial. Y en el momento en que se quedó dormida sobre mí quise quedarme en silencio y mirarla durante toda la noche. Porque estaba seguro de que cada uno de sus actos, cada una de sus palabras, y cada uno de sus deseos, me los había entregado sin miedo. Había sido sincera, se había desnudado y se había sentido libre conmigo. Pero habría sido la única vez. Y el no saber por qué es lo que más me duele.

ㅡ ¿Qué fue lo que me dijiste en la playa, la noche de la fiesta?

ㅡ Que... no quería que, nadie... jugara conmigo. ㅡ recordó, bajando la mirada. Era verdad, me dijo que no quería mentiras, que temía que yo la utilizara, y sin darnos cuenta, los papeles habían cambiado de manos.

Sabía que estaba avergonzada, y era consciente de que lo estaba pasando mal delante de mí, pero era tan fácil como decir la verdad.

ㅡ No puedo seguir así. ㅡ confirmé, más para mí que para ella. ㅡ Enna, no sé lo que pasa por tu cabeza. Si es algo en lo que puedo ayudar, o si ni siquiera depende de ti. Lo único que sé es que no me vas a dejar acercarme.

Hubiera querido que mis palabras no se oyeran tan duras. Ni siquiera me di cuenta de lo mucho que iban a impactar antes de decirlas, pero su cara me lo dejó claro. Hubiera querido retirar lo que dije, acogerla en mis brazos y olvidarlo todo. Pero las cosas no eran tan fáciles para mí. La cabeza me pesaba como si estuviera llena de hormigón y no pudiera levantarla para mirar hacia delante. Solo veía mis pies clavados en el suelo del ascensor, mientras intentaba acallar aquella voz hiriente que me repetía culpabilidad.

Cuando entré en mi piso, Jordan no me estaba esperando como yo pensaba. El armario de la cocina estaba abierto, sus tacones abandonados delante de la puerta del comedor, como si los hubiera tirado de mala manera, y su vestido arrugado en un rincón, al lado del mueble del televisor.

Llamé a la puerta de su cuarto, con mucho cuidado para no despertarla si estaba durmiendo, aunque sabía que era lo menos probable.

ㅡ ¿Qué? ¿Ya habéis hecho las paces y volvéis a ser una parejita feliz? ㅡ me dijo con los ojos llenos de lágrimas, acostada en su cama.

PVERTΔS CEЯЯΛDΔS _Donde viven las historias. Descúbrelo ahora