Mis manos tiemblan por la ansiedad y los nervios, de lo fuerte que he estado mordiendo mi labio inferior me he sacado sangre y me está ardiendo, pero ese dolor no se compara con el que está en mi bajo vientre y mi espalda, ni siquiera sé cómo he aguantado sin revolcarme.
—¿Cómo comenzó? —La pregunta de la psiquiatra me hace recordar lo de ayer inmediatamente. —Sabemos que no lo ocasionaste tú, está bien, solo quiero saber cómo empezó.
Aun siendo cautelosa puedo percibir que quiere exprimir mi cerebro con el fin de sacarme información y está bien es su trabajo.
—Desperté con náuseas. —Digo con dificultad porque no quiero ni siquiera recordarlo, aún me duele. Miro a la mujer frente a mí con ojos suplicante, no quiero revivirlo.
Las suaves manos de Billie acarician las mías dulcemente. Está aquí porque la doctora pidió la compañía de alguien el primer día.
—Puedes tomarte tu tiempo. —Dijo con calma la mujer quitándose sus lentes.
—Fui al baño, intenté vomitar, pero no logré hacerlo. Luego Billie me ayudó a calmarme. —Susurro.
—¿Tomaste algún medicamento?
—No. —Niego y suspiro pesadamente antes de continuar. —Luego comenzó a dolerme la espalda y el vientre, lo siguiente que sentí fue como si rompiera fuente, tenía los pantalones mojados y...
—¿Qué hiciste? —Sus ojos me miran atentamente a los míos.
—Imaginé lo que pasaba, no había roto fuente, estaba sangrando. —Cierro los ojos y lo veo tal cual pasó esa tarde. —Bajé mis pantalones y lo esperé, el dolor era insoportable por lo que tuve que pujar y fue cuando el bebé cayó en mi mano.
—¿Sabías que estabas embarazada? —Seco mis mejillas y asiento con la cabeza en respuesta. —¿Hace cuánto tiempo?
—Hace una semana, comencé a sentirme mal en el avión, tenía todos los síntomas y compré una prueba en una farmacia.
—¿Alguien más lo sabía? ¿El padre del bebé tal vez?
Siento como se revolotea mi estómago por la pregunta, jamás le diría a William de él, aun cuando lo hubiera visto por sí mismo.
Niego ante la respuesta.
—¿Lo habrías tenido o lo habrías abortado?
Bien, la pregunta del año, para la cual no tengo respuesta.
—No lo sé. —Alzo los hombros.
—Si habrías tenido tus recuerdos al momento de enterarte que estabas embarazada de tu hija, ¿habrías decidido tenerla de todas formas?
Trago saliva para el nudo en mi garganta.
Ni yo misma me habría cuestionado eso, tal vez porque no podría imaginarme una vida sin ella. Arya es mi vida, es un pedazo de cielo conmigo, pero debo ser sincera.
—No. —Respondo muy bajo.
—¿Cómo es tu relación con tu hija? —Sus ojos están fijos en los míos y quisiera desviar los míos, pero no puedo.
—La amo, como no había amado antes, es algo increíble. —Susurro sintiendo las lágrimas mojar mis mejillas y quisiera secarlas, pero se siente bien tenerlas ahí. —Y sí, tal vez habría abortado esta vez, pero no estaba segura, por Dios. Me habían dicho que no podría tener más hijos.
—¿Por qué no usaste ningún anticonceptivo durante el tiempo que estuviste con él? —Me siento impotente y sus palabras no ayudan en ello.
—Sí los usé, pero tal vez lo olvidé un día.
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En mi piel
FanfictionElla se convirtió en todo para mí, pero fue solo cuestión de tiempo para quedarme en la nada. Creo que he sido bastante clara para decir que la perdí.