Capítulo 37: Compatible.

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¡Feliz navidad hermosuras!
Aquí les dejo mi regalo espero y lo disfruten mucho.





Ladridos.

Gritos.

La voz de Billie pidiéndole a Arya no cerrar los ojos.

Mi llanto.

Mi vista está borrosa y mi cuerpo no responde, estoy de rodillas y el asfalto me lástima pero eso no me importa.

No ha pasado ni dos minutos desde que grité su nombre y me duele el alma pero no puedo moverme, casi no puedo respirar y mi llanto incrementa cada vez Billie dice su nombre.

—Vamos Arya, tú puedes. —Dice en un hilo de voz y aún así la entiendo perfectamente. —¿Y la ambulancia?

—Ya viene en camino. —Alguien responde.

Billie voltea la mirada y la clava en mí, desde la distancia noto su expresión; tiene miedo. Finalmente me levanto y corro hacia ellas pero alguien intenta detenerme a tan solo unos pasos donde solo veo la espalda de Billie y las piernas de Arya.

No quieren que la vea, pero yo soy su madre y tengo que ver su estado.

—Alison, espera. —me pide Kayla mientras forcejea conmigo, pero no logra contenerme por mucho.

Doy los últimos pasos más. Al detenerme junto a Billie es cuando la veo, su pequeña cabeza está sobre las piernas de la ojiazul y sus manos están sobre su pecho que sube y baja con fuerza a causa de su forzada respiración. No logro contenerme más y me arrodillo con el alma hecha añicos, un inmenso dolor en el pecho y miedo, mucho miedo de solo ver como de su nariz sale sangre y no solo de ahí también de alguna parte de atrás de su cabeza y lo noto porque los shorts de Billie están manchados.

Ha comenzado a toser y de su boca sale un pequeño hilo de sangre. Billie intenta ayudarla sin moverla.

No... —Susurro intentando tocarla. Siento una opresión en el pecho cuando sus ojos casi cerrados me miran y noto ese vacío en ellos. —Todo va a estar bien mi vida, estoy aquí.

Aunque siento que moriré por ella no puedo demostrárselo; eso la hará ponerse peor. Deslizo mis temblorosos dedos por su cabello con mucho cuidado con su mirada sobre mí. Me inclino hacia su oído mientras la acaricio.

Calla mi vida, no hay que llorar, duerme y sueña feliz... —Comienzo a cantar pero el llanto me hizo detenerme, tomo impulso y retomo la canción desde el inicio.

»Calla mi vida,
no hay que llorar,
duerme y sueña feliz.
Siempre tú debes
mi arrullo llevar,
así yo estaré junto a ti.

Levanto la cabeza y veo como su respiración disminuye al igual que el miedo, mis ojos se encuentran con los de Billie pero inmediatamente retomo mi antigua posición para tararear una nueva canción.

»Ay mi  hermosa niña,
no te angusties por mi pena,
que las lágrimas que corren riegan a la hierbabuena,
duerme mi amor duerme.

Dejo una de mis manos sobre su cuerpo y siento como su respiración vuelve a la normalidad, sus hermosos ojos se van cerrando lentamente hasta quedarse inconsciente justo cuando la ambulancia llega y los paramedicos la preparan para llevársela, al ponerme de pies siento los brazos de Billie rodearme y lo siguiente que hago es aferrarme a ella sin contener el llanto.

No puedo perder a Arya, ella es solo una niña y le queda tanto por conocer, tiene toda una larga vida por delante. Mi hija lo es todo, sin ella soy nada, es lo único que me mantiene aquí, mi Arya, mi dulce y hermosa Arya.

En mi pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora