Capítulo 38: Vida.

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Mi madre tiembla y cae de rodillas al suelo mientras llora luego de hablar y no parece estar muy feliz de verme, más bien está asustada muy asustada.

—¿De qué hablas mamá? —le pregunta su hijo.

—No-no-no sé. —se encoge de hombros con la voz temblorosa. —La vimos sin vida, no respiraba y su corazón no latía, ¿qué rayos significa esto?

—Eso no importa ahora, ella está con nosotros mamá, ¡nuestra Alison está de vuelta! —Exclama el chico abrazándome con más fuerza. —Te amo mi Pony, las cosas cambiaron tanto desde que no estás.

Cuando los tres me sueltan me seco las lágrimas y busco a Freya con la mirada hasta dar con ella quien está hablando con la doctora junto a Billie.

—Me disculpan un momento, tengo que hablar con la doctora. —Les digo a mi familia antes de acercarme a ellas. —¿Cómo está Arya?

Las tres me miran con tristeza.

—No podemos mantenerla con vida por mucho, su cuerpo lo está rechazando. El tiempo estimado ha disminuido para esta noche. —Me informa la doctora. —¿Dónde está su padre?

Llevo mis manos a mis labios intentando ahogar el llanto. Esto no puede ser cierto, ¿qué demonios haré para salvar a mi hija?

No quiero llorar, porque así no podré solucionar absolutamente nada, pero no puedo controlarme e intento aferrarme a Freya y recibo rechazo de su parte, acto que agrava mis emociones.

—Hablaremos en un momento. —Dice la doctor antes de retirarse, Billie hace lo mismo dejándome solo con Freya.

Intento tocarla nuevamente pero mueve su mano con brusquedad.

—¿Podemos hablar? —Le pido secando mis lágrimas.

—No. —murmura dando la vuelta pero tomo su mano.

—Freya por favor. —le ruego apretando su muñeca. —No ahora, te necesito.

Escucho como suelta una risa irónica y voltea para encararme.

—¿Me necesitas? —Pregunta mirando detrás de mí para comenzar a hablar en Noruego. —Te acabo de ver besandola, ¿cómo crees que me siento ¡vine a verlas a ti a Arya! ¡Me sentía tan jodidamente mal por la niña y por ti, porque me imaginé que no la estabas pasando bien! —Grita por lo que tomo su mano y entro con ella al cuarto vacío a nuestro lado. —¡Suelta Lea!

—Freya, nada es como crees.

—¡Confié en ti! ¡Creí que no me ibas a fallar!

—Lo...

—¡No te disculpes! ¡No me interesa oírte!

Intento decir algo pero no puedo, las palabras están atravesadas en mi garganta.

—¿Cuántas veces pasó? —Pregunta. Su cara está roja y sus ojos por igual. —¡Dime cuantas veces pasó!

—No... —no quier mentirle, pero tampoco quiero decirle la verdad. —Cu-cuatro.

Ella me mira horrorizada y niega con la cabeza mientras llora.

—¡Te odio! —Grita. —¡Maldita sea Lea! ¡¿Qué ganas con esto?! ¡¿Cuántas malditas veces te he dicho cuanto te amo?! ¡Y mira como me pagas!

—Freya... —nuevamente intento tocarla pero me empuja con fuerza.

—¡Púdrete!

—Freya no ahora, no estoy bien. —Murmuro sintiendo un fuerte dolor de cabeza. —No era mi intención, yo no...

En mi pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora