Capítulo 5: Miedo.

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Volví al bar y me senté en la barra otra vez. Aún podía sentir sus labios sobre los mios y sus manos en mi espalda, ¡Dios cuanto dolía!

Le pedí dos shots de vodka al chico, a los pocos minutos tenía ambas bebidas frente a mí, dudé beberlo en un solo trago al imaginar la cruda del día siguiente, suspiré y bebí todo el contenido de un solo sorbo.

Sentí mi móvil vibrar, al encender la pantalla bufé, me había escrito otra vez.

Kayla:
Supe que estás en Florida, justo en el hotel de papá.

Kayla:
Me has estado evitando durante este último año.

Kayla:
Te dije que no duraría mucho.

No contesté y salí del bar cuando sentía que alcohol había comenzado a hacer efecto. No le iba a contestar a Kayla, no quería revivir lo que pasó la última vez que nos vimos. Estaba ta ilusionada con el trabajo, que había olvidado el nombre del hotel, esa chica suele ser algo irritante cuando quiere algo.

Saqué la tarjeta de la habitación y al entrar me deshice de la ropa que llevaba puesta para entrar inmediatamente al baño y ducharme. Sentía las gotas de agua deslizarse por mi piel, intenté dejar de pensar en Billie, tenía que sacarla de mi cabeza, tenerla siempre en mi mente me estaba haciendo enloquecer, pero tenía que verla al día siguiente y los días posteriores. No podía verla solo como una amiga, mucho menos luego de haberla besado.

Salí de la ducha envuelta en una bata de baño, mientras que con una toalla me secaba el cabello. Tocaron la puerta en lo que buscaba una pijama, dejé la maleta y fui a abrir. No me sorprendí al ver quien estaba allí.

—Alison. —Dijo con una enorme sonrisa en sus labios rojos.

—Kayla. —Podía imaginar mi expresión justo como mi estado de ánimo el cual no pretendía ocultarle.

Sus ojos verdes recorrieron mi cuerpo aún húmedo y sin mi consentimiento enredó sus manos en mi cuello y estampó sus labios contra los míos. Una de mis manos aún estaba en la puerta mientras la otra sostenía la toalla con la que secaba mi pelo, la cual dejé caer cuando la rubia metió una de sus manos bajo la bata que me cubría, inmediatamente sentí mi piel erizar, bajó sus besos a mi cuello provocando que soltara un leve suspiro, en un momento ya no veía a Kayla, imaginaba que era Billie quien deslizaba sus manos por mi piel.

Cuando sus caricias pararon abrí los ojos y desde la puerta vi a alguien entrar al ascensor, por un momento creí que se trataba de Billie por los destellos amarillos que según yo alcancé a ver. Pero a los segundos lo descarté, todo había sido consecuencia del alcohol.

—Vamos adentro pequeña. —La voz de Kayla me hizo volver a la realidad, aún tenía sus labios en mi cuello mientras dejaba algunos chupetones en este.

Dudé aceptar, pero lo necesitaba, tal vez así lograría sacar a la ojiazul de mi cabeza, que mejor manera que con la que fue mi novia y amante mientras estuve en la universidad y también durante los primeros nueve meses que estuve con Zeth, sí le fui infiel. Tal vez yo no sea la santica que mostraba ante los demás y cada vez que intentaba deshacer mi yo del pasado, llegaba Kayla y lo soboteaba. Sí, hay muchas cosas que aún no saben de la inocente Alison Martínez.

Tras unir nuestros labios en un salvaje beso deslicé mis manos hasta sus caderas y tomé el borde de su blusa para quitársela, no llevaba sostén, por lo que estaba semidesnuda frente a mí. Recordé que la puerta aún continuaba abierta por lo que la empujé y el sonido al chocar provocó que Kayla riera. Sus manos volvieron a mí bata y la desató dejándola ver mi cuerpo desnudo. Entre besos llegamos hasta la cama, ella me empujó con brusquedad y se subió a mis piernas quedando a horcajadas sobre mí, deslicé mis manos desde sus muslos hasta sus pechos y la escuché soltar un leve gemido.

En mi pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora