Capítulo 7: Una sonrisa.

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Billie's POV

Había intentado calmarla pero no lo logré, no sabía que más hacer, ella temblaba y de un momento había comenzado a toser, por lo que tomé el celular y marqué a emergencias, unos minutos después los paramédicos llegaron y tras varias preguntas le inyectaron un calmante.

—Estará mejor cuando despierte. —La chica hablaba mientras escribía en una carpeta. —La dosis es suficiente como para hacerla dormir toda la noche.

—Gracias. —Murmuré mientras me sentaba al borde de la cama junto a Alison.

—No puede quedarse sola. En caso de que despierte antes del amanecer debe tomarse esto. —Dejó de escribir y me dió una tableta con pastillas. —La próxima vez que vuelva a ocurrir debe ser trasladada a un hospital.

Los acompañé hasta la puerta, les agradecí sinceramente por décima vez y tras cerrar volví a la cama.

Su respiración había vuelto a normalidad, pero aún estaba preocupada, tenía las marcas de las uñas en sus brazos y aún soltaba pequeños sollozos entre el sueño.

Alison es hermosa, posee de esas bellezas que no son muy comunes. Cuando la vi por primera vez no fue en la fiesta, la había visto unos meses antes en la cafetería donde fui a recogerla hacía poco.

Flashback.

Agradecí que la cafetería estaba vacía, eran tempranas horas de la mañana por lo que pensaba aprovechar y beber mi café allí dentro.

—Buenos días. —Hablé frente a la barra. Tras ordenar me senté en una de las mesas menos visibles.

Al llegar mi café y las galletas comencé a comer. El día había comenzado mal, desde que salí de mi casa había comenzado a temblar por el frío, no era la única, todos estaban abrigados, podía verlos pasar desde donde estaba sentada.

De un auto deportivo bajó una chica, antes de cerrar la puerta habló, se le notaba enojada y finalmente estampó la puerta del deportivo, me mordí la lengua al solo imaginar que le hacían eso a mi bebé.

La chica entró a la cafetería, se quitó el gorro de tela rosa que llevaba y unos hermosos rizos color castaño ámbar cayeron sobre sus hombros los cuales removió mientras caminaba a la barra aún furiosa.

Por impulso incliné un poco la cabeza para que no me viera, ya estaba acostumbrada a hacerlo. Según yo era una de las tácticas que más funcionaban para no ser reconocida.

La observé a través de varios mechones de mi cabello, ella golpeapa impaciente el piso con uno de sus pies mientras le tomaban su orden. Dejó la barra y se sentó en una de las mesas frente a mí, no sin antes quitarse la chaqueta y dejarla en una de las sillas junto a ella, no era muy delgada, su cuerpo tenía por así decirlo las medidas exactas. Cuando se sentó y quedó frente a frente a mí ya me había resignado a que me reconociera pero me sorprendió.

Aún estando frente a ella no me miró, sus ojos color chocolate dejaban notar claramente que en su cabeza habían cosas más importantes en la que pensar, pero aún con la mirada apagada podía apreciarlos y también como suspiraba suavemente mientras bebía de su café.

Sacó su teléfono y sonrió, era una sonrisa sincera puesto se había reflejado en sus hermosos ojos marrones.

¿Hermosos? ¿En serio Billie?

Me comencé a sentir extraña por lo que decidí que iba siendo hora de irme. Me estaba poniendo de pies cuando el auto en el que la chica había llegado se detuvo nuevamente al frente, por alguna extraña razón quería ver quien la había echo enojar.

En mi pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora