Capítulo 16: Lo mejor para ti.

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—No sigas por favor. —Le pedí entre risas.

Billie llevaba varios minutos contándome sobre su infancia y lo gracioso no solo eran sus anécdotas, si no la voz que utilizó para narrar.

—Por suerte ya los controlo. —Culminó con su voz normal.

Asentí con la cabeza mientra me apoyaba de uno de mis codos para poder mirarla a los ojos, ella lo notó y se acomodó de costado.

—¿También los controlas cuando solo estás conmigo? —No contestó e intentó rascarse un ojo pero sostuve su mano para impedirlo. —Lo ibas a hacer justo ahora.

Cerró los ojos y soltó una pequeña risa irónica. Me acosté sobre ella y pasé mi dedo índice por sus cejas siguiendo hacia sus párpados. Ella abrió sus ojos entrando inmediatamente en contacto con los míos.

—No es algo placentero de ver.

—Es parte de ti y te quiero Billie, con o sin eso. No te ocultes de mí por favor. —Pasé mi pulgar por sus labios.

—No me oculto. —Se defendió.

—Sí lo haces. Te he visto. —Besé rápidamente sus labios. —Cuando haces creer que te rascas los ojos. También cuando tiras la cabeza hacia atrás mientras te acaricias el cuello y otras cosas más.

Sostuvo mis caderas y en un rápido movimiento intercambiamos de lugar, ella era quien estaba arriba de mí dejándome a la vista su cuerpo desnudo iluminado por el fuego de la chimenea.

Deslicé mis manos desde sus muslos pasando por sus caderas hasta detenerme en sus pechos, es inevitable no querer tocarla teniéndola así.

Me senté aún con ella sobre mis piernas. La ojiazul soltó un gemido cuando hizo un pequeño movimiento de caderas. Uní nuestros labios y ella me recibió con el mismo deseo.

—Te quiero Alison. —Murmuró y luego mordió mi labio inferior.

No dije nada, solo la besé. No podía decirle que la quería cuando lo que sentía por ella no era eso, si no, mucho más fuerte.

Miércoles, 6:20 am.

El móvil de Billie comenzó a sonar, estaba sobre la mesita de noche mientras ella estaba en la ducha.

—Amor, ¿podrías contestar, por favor? —Me pidió.

Me acerqué y vi la pantalla, era su madre.

—Hola.

¿Y Billie? —Pregunta Maggie del otro lado de la línea. Estaba intimidada, no había hablado con ella nunca.

—Ella está en la ducha.

Eres Alison, ¿cierto?

—Sí, Billie saldrá en pocos minutos, puede llamarla luego.

No. —Guardó silencio. —Solo quería saber si todo estaba bien. Bye.

Unos pocos minutos después Billie salió de la ducha, nos arreglamos rápido para volver a la granja y posteriormente ir al hotel.

Todo el camino me la pasé algo nerviosa. No había pasado palabras con la madre de Billie y sabía que en cualquier momento me tocaría hacerlo, y lo que me tenía incómoda no era solo eso, si no, que podía sentir que no era de su agrado. Lo noté mientras Billie se presentaba en París.

En mi pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora