Capítulo 2

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𝙳𝚎𝚕𝚒𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚍𝚎𝚜𝚌𝚊𝚛𝚊𝚍𝚘

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—Esto es muy injusto. —Reprochó Xue Yang.

—Darte una nueva oportunidad no es para nada injusto, deja de ser tan amargado. —Llamaba la atención al delincuente, quien después de haberse tirado al suelo tuvo que acudir a la fuerza bruta.

—Mi supuesto ángel guardián me golpeó con un palo, eso no es correcto.

—Cállate y sigue el camino de los cerezos, allí encontrarás lo que tanto buscas. —Inmediatamente se marchó y dejó al chico solo otra vez.

—Ya que no puedo morir, entonces acabemos con esto de una buena vez.

Cojeaba, su brazo izquierdo apretaba el contrario para evitar una hemorragia. El suave aroma de las hojas rosadas, el brillar del sol sobre los árboles y los relajantes sonidos de la naturaleza, no eran del total agrado del menor. Al final del camino, el verde de las plantas indicaba que dejó ese pacífico lugar, continuó caminando, pero el sonido de la espada se oyó cerca. Volteó con cuidado y ahí estaba.

—Un gusto volver a verte, no pasó tanto tiempo. —Sonrió de lado, mostrando su distintivo canino.

La fría mirada del cultivador errante amenazaba con degollarlo, pero la espada no reaccionó; lo mismo pasó en la ciudad Yi.

—Baja la espada, no puedo hacerte daño de todos modos. —Siguió riendo, mirando profundamente al mayor.

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Una noche antes, Song Lan pudo descansar después de tanto tiempo siendo una marioneta. La suave almohada y la cómoda cobija ayudaron al sueño para que caiga profundamente.

Pasaron minutos y la oscura imagen fue reemplazada por un bello paisaje, donde las flores abrían sus pétalos ante el sol y las aves cantaban alegres. Como siempre, él manejaba la espada y acababa con todos los cadáveres feroces que encontraba en el camino. La misma rutina, pero algo faltaba en todo eso.

—Xiao Xingchen.

Continuó con su recorrido y las aves callaron su silbar tan repentinamente, de pronto ya era de noche y sintió la cálida brisa provocada por el calor de la fogata. Se acercó ante la flor de roja, viendo que alrededor estaba la persona que tanto deseaba encontrar.

—¡Xiao Xingchen! —Alegre exclamó y abrazó a su amigo.

—Song Zichen, me alegra tanto verte. —Esa suave voz, capaz de calmar a cualquier alma deprimida.

—Creí que te había perdido, lamento no haber llegado a tiempo. —Apretó la túnica del ciego, fuertemente cerró los ojos para empezar a llorar—. Tú no tuviste la culpa de nada daozhang, fui el culpable de todo tu sufrimiento.

—Shh... —calló el taoísta— todo eso quedó en el pasado, no te remuerdas por ello.

Sin importar lo que haya dicho, continuó abrazando a su compañero, lamentándose internamente por todo lo que había hecho. Pero su alegría se esfumó cuando el ciego dijo:

—¿Cómo está Xue Yang?

—Seguro su cuerpo se está pudriendo en algún lugar del bosque, cambiemos de tema. —Exigió Song Lan.

—Song Zichen, hice una pregunta. —Seriamente habló Xiao Xingchen.

—¿Por qué preguntas por la persona que te hizo daño? —molesto preguntó— Ese delincuente no merece absolutamente nada, ni siquiera compasión por su lamentable condición.

—Lo único malo de Xue Yang era su alma lastimada, no necesito mis ojos para notar aquello.

—Pero sabes cuáles eran sus intenciones, incluso después de que lo salvaste él mordió tu mano luego de haberle dado comida y techo.

—A-Yang cometió errores. —Mantenía la postura a comparación de Song Lan que estaba a punto de estallar.

—¿Errores? Yo no le llamaría así. —Contestó el mayor, mirando molesto al cultivador de blanco.

—¿Todos los errores son incorregibles? —preguntó.

—No, pero no todos tienen la oportunidad de remediarlos, otros ni siquiera aprovechan para corregirlo.

—Pero podemos influir en ello, nuestras acciones pueden cambiar el destino de los más necesitados. —Xiao Xingchen hablaba con tanta sabiduría que Song Lan no podía comprender la enredadera que salía de su boca.

—Llega al punto, daozhang. —Pidió el mayor.

—En mi ausencia, sana las almas que fueron dañadas. No solo la mía esta quebrada, hay otras que sufren y pueden ser arregladas.

Que sueño tan extraño, escuchar a Xiao Xingchen hablar sobre el delincuente como si fuera un amigo cercano, como si buscara la tranquilidad de un ser que ni merecía ser llamado bastardo. Probablemente, había más clavos en su cabeza que no lo dejaban pensar, jamás ayudaría a un loco como ese.

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—Song Lan, ¿también te quedaste sordo? —Alegre dijo Xue Yang.

El cultivador solo bajó su espada e ignoró por completo al chico, pasando de lado y perdiéndose entre los árboles.

—¡Espera! —gritó el delincuente— No me dejes aquí, muero de hambre.

Song Lan no contestó, mucho menos lo miró.

—No me apliques la ley del hielo, después de todo somos como amigos después de la muerte de Xiao Xingchen. —Detuvo sus pasos cuando la espada lo amenazó nuevamente—. Ya veo, me ves débil y aprovechas para atacarme, pero que digno eres.

Empuñó con más fuerza la espada cuando este insolente jugaba en contra de sus principios, deseaba atravesar la espada en su pecho, pero Fuxue no obedecía.

—Vamos a comer, ¿verdad?

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Espero estar presentando a los personajes de la mejor manera, pienso que la personalidad e Xue Yang es un poco más fácil que la de Song Lan, pero veamos que pasa sin juntamos estas personalidades explosivas.

Gracias por leer mis queridos lectores, los veo pronto, adiós.

𝐀𝐦𝐚𝐫𝐠𝐚 𝐃𝐮𝐥𝐳𝐮𝐫𝐚 - 𝐒𝐨𝐧𝐠𝐗𝐮𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora