Capítulo 21

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𝙻𝚊́𝚐𝚛𝚒𝚖𝚊𝚜 𝚎𝚗 𝚕𝚘𝚝𝚘

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Pasaron días desde que la pareja fue separada por los cultivadores. Song Lan preparaba sus cosas para iniciar el viaje hacia Yummeng, siguiendo los consejos que Wei Ying le había dado. Según él, la seguridad aumentó desde que llevaron al delincuente.

—Apresúrate, en unos días lo ejecutarán. —Wei Ying guardó unas provisiones más, pues el viaje era largo.

Con la mirada preocupada, Song Lan volteó para ver al pequeño Xincheng que sonreía desde los brazos de Lan Zhan. Temía que esa sería la última vez que lo viera, fue por eso que, con señas les pidió que cuidaran de él, guiándolo por un buen camino y que nunca olvide a los dos amantes que lo rescataron. La escena conmovedora incluso provocó tristeza en el sólido Wangji; Wei Wuxian obvio lloraba.

—Adiós, Song Xincheng.

La travesía comienza, el taoísta abandonó Gusu con la esperanza de traer a su esposo y criar a XinXin como era el plan. Así fue como pasó la tarde y noche de ese día, sin parar en ningún momento. Song Lan obligaba a sus pies a continuar, diciéndose a si mismo que, si no aceleraban el paso, solo verían la cabeza de Xue Yang clavada en una lanza.

—Ya voy, Chengmei.

Mientras tanto, en Muelle de Loto, nuestro chico yacía en el suelo de su celda, soltando quejidos de dolor y conteniendo las lágrimas que fueron provocadas por lo mencionado. Los guardias gozaban ver el delgado cuerpo ser masacrado, les encantaba ver la piel llena de latigazos y cortadas. Ni siquiera Su She estaba tan maltratado, pero su éste sólo podía observar sin pronunciar una palabra. El maltrato era constante, Xue Yang dejó de reírse como el psicópata que es al no soportar aquello. Así de mortales pueden ser los castigos de Jiang Cheng.

—Líder Jiang —entró uno de sus discípulos, saludando con una reverencia—, Xue Yang fue castigado como ordenó.

—No es suficiente, azótenlo hasta que quede inmóvil, rómpanle las piernas si es necesario.

—¡Si! —acatando la orden, el cultivador dio aviso a los demás que continuaban en la celda. Xue Yang a penas pudo escuchar lo que tenían planeado, pero Su She gritó para advertirle que los golpes continuarían.

Todas las horas de la madrugada, la luna y las estrellas fueron testigo del sádico castigo. Su She no pudo pegar el sueño por los ruidos y jadeos de su amigo, pero diga lo que diga, jamás será escuchado. De modo que, sin importar que pierda la voz, estas personas lo destrozaran por hacer justicia.

—Vámonos, quiero verlo morir mañana. —Cansado dijo uno de los cultivadores.

—Tienes razón, a este paso lo mataremos y no tendrá sentido la fiesta que organizarán las sectas. Al fin la maldad se extinguirá.

Que tipo tan hipócrita, no respetaste una vida que era afectada por el buen cambio y te dejaste llevar por el palabrerío de tus compañeros.

—Nos vemos pronto, Xue Yang, no te mueras tan pronto. —Las estruendosas risas se escucharon por los pasillos, alejándose cada vez más.

—Xue... —Su She llamó, rogando que le responda.

Alivió su angustia cuando vio su viva mirada, la picara vista que el delincuente tenía. Era admirable su fuerza, pero no vale presumirla si te dejan molido como hueso. Sin embargo, el mayor tenía un presentimiento bueno, que este joven podría sobrevivir un poco más. Fue así que sacó el último talismán de transportación, dejó de lado su plan de escapar y lo usó para atender al menor que yacía ensangrentado en el suelo. En cuestión de segundos, Su She curó como pudo las heridas, rasgó sus prendas blancas para crear vendajes, incluso le regaló de sus medicamentos para que tratara el dolor.

—¿Por qué haces esto? —preguntó Xue— De todos modos, moriremos mañana.

—Veo que no eres perceptivo. —Siguió tratando las heridas, limpiando la sangre—. Al menos, esta buena acción me permitirá tener un lugar de paz.

—Tonto, ¡ah! —el ardor era fatal— Ah... gracias de todos modos.

En cuanto a Song Lan, parecía que tenía mala suerte para llegar a Yummeng, pues los senderos estaban infestados de cadáveres. Era una pesadilla, se deshizo de los que pudo y aceleró el paso para llegar antes de que sea tarde. No importa cuanto lo intente, monstruos y cadáveres salían de repente, como si el destino le impidiera interferir en esa ejecución.

—¡Déjenme llegar! —gritó aquella voz en su cabeza— ¿No entiendes que debo salvarlo? Ustedes, malditas bestias, derrocharé su sangre por estas tierras y los rebanaré con el filo de esta espada.

Estaba impotente, su llanto se hizo presente durante toda la batalla. Los gritos ahogados por la ausencia de lengua provocó dolor entre los pocos animales que lo escuchaban, pesar en los nobles fantasmas y, entre esos, a la niña de ojos claros que no dejó de ser su guía.

—¡XUE YANG!

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Ja, bien, vayan preparando sus pañuelos y maquillaje, porque incluso yo quedaré así.

No se desanimen, recuerden que ustedes eligieron esto uwu.

En seguida se publica el siguiente capítulo, atentas.

𝐀𝐦𝐚𝐫𝐠𝐚 𝐃𝐮𝐥𝐳𝐮𝐫𝐚 - 𝐒𝐨𝐧𝐠𝐗𝐮𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora