𝚁𝚘𝚜𝚊𝚜 𝚢 𝚙𝚊𝚜𝚝𝚎𝚕𝚒𝚕𝚕𝚘𝚜
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Pasaron tres meses, la pareja de cultivadores andaba de ciudad en ciudad, escapando como los fugitivos que son. Los clanes aumentaron la seguridad desde que fracasaron, poniendo en marcha el plan de matanza. Si no fuera por Song Lan, podríamos dar por muerto a nuestro querido delincuente.
—Tenemos que irnos, pueden llegar en cualquier momento. —Dijo el taoísta mientras guardaba las pocas cosas que llevaba consigo.
—No te apresures, aún no saben que estamos aquí. —Como siempre, Xue Yang estaba recostado en la pared sin mover un solo dedo. Miraba de reojo la ventana por si llegaban los guardias, pero nada inusual.
Minutos después, Song Lan tenía todo guardado y tomó a Yang de la mano, jalando para que apresure el paso. Fue suerte que los pueblerinos no los reconocieran y dejaran el paso libre, hoy será un buen día.
En el camino, Xue Yang no paraba de hablar, era un hablador profesional. Muchos de sus comentarios eran curiosos, despertando el interés del mayor.
—Una rosa blanca, ¿alguna vez viste una? —preguntó el menor.
—Son comunes al igual que las rojas. —Respondió Zichen.
—Creo que tengo una maldición. Las flores bonitas nunca crecieron a mi alrededor, soy hierba mala para todas ellas.
Xue Yang no le daba mucha importancia al asunto, tampoco para él una flor tiene gran significado. Sin embargo, su atento compañero, pensó en hallar una de esas flores para su amigo. ¿La razón? Ver el brillo de sus ojos cuando está asombrado.
—Ya hace hambre, descansemos un momento. —Sugirió Yang.
—Volveré enseguida. —Con su rostro inexpresivo, cambió de ruta y se dirigió a los montes. Esos lugares estaban repletos de flores, distintas especies en un solo lugar.
Rosas, claveles, orquídeas; todas esas estaban presumiendo sus alegres colores y esparciendo su fragancia por los alrededores. Entre todas ellas, una delicada rosa blanca crecía entre sus rojas amigas. Aquella rosa captó la atención de Song Lan, su intenso color blanco se asemejaba a la nieve, tan bonita.
—Esta es la indicada. —Sostuvo del tallo y la arrancó.
La imagen que nos brinda este cultivador es la mezcla de dulzura y fuerza. En sus pálidas manos, estaba la pequeña rosa que cogió del monte, mientras que su porte y expresión era como la de un guerrero que acababa de triunfar en una batalla. Algunas señoras que pasaban por ahí pudieron verlo y comentaban al respecto.
—Seguro es una rosa para su amada.
Es correcto, pero no precisamente una chica. Cuando llegó al lugar, encontró a Xue Yang comiendo los pastelitos que había comprado. La comisura de sus labios estaba un poco embarrada por el glaseado y algunas migajas en su túnica. Sin duda era la imagen de un tierno niño disfrutando la recompensa por el arduo trabajo.
—Al fin llegaste, estuve por comerme tu pastelito. —Extendió su mano junto al panecillo, siendo recibido inmediatamente por el taoísta.
No hubo conversación, ambos estaban distraídos con el agradable sabor dulce de su merienda. La variedad de pastelillos era de distintos sabores: vainilla, fresa, chocolate y naranja, cada uno cubierto con caramelo. En un momento, ambos chocaron la mirada y observaron como el otro masticaba seguido de otro mordisco, pero uno de ellos deseaba probar otra cosa.
—Chengmei, tienes un poco de chocolate en los labios. —Avisarle era mejor que limpiarlo, y no precisamente con una servilleta.
Xue Yang no es tonto, tiene cara de, pero no lo es. Conocía las intenciones de su compañero y no estaría mal molestarlo un poco.
—¿Podrías limpiarlo? —Estiró ligeramente los labios, mostrando esa pequeña mancha que adornaba sus labios rosados.
—Mn. —Asintió y quitó parte de la mancha con su dedo pulgar, pero se sorprendió cuando el menor sacó la lengua y dio una lamida—. ¡Chengmei!
—¿Hice algo malo? —una sonrisa ladina junto a esa provocante mirada.
No hizo nada malo, solo provocó que Song Lan tenga una erección, nada de qué preocuparse.
—No... —respondió, rozando su dedo en el labio inferior de Xue Yang. Quería que lo repita y ver si no era una simple broma.
Una vez más, el pulgar de Zichen sintió el húmedo músculo. Poco a poco, fue metiendo más dedos y cortando la distancia entre ambos rostros. Xue comenzaba a ponerse nervioso, su plan resultó tener un giro inesperado. Las respiraciones se mezclaron, el color en sus mejillas delataba el calor que incrementan en sus cuerpos y, finalmente, rompieron la barrera de amistad que tanto los molestaba. Los labios se movían junto a las lenguas que invadían cada cavidad bucal. El chocolate junto a las fresas se mezclaba creando un empalagoso sabor.
—Song Zichen, pensé que eras inexperto en esto. —Aún estaba cerca del rostro pálido, su cuerpo comenzaba a reaccionar—. ¿Hagamos que tus sueños se cumplan?
Hizo referencia a los húmedos sueños de su compañero, esos en los que despertaba excitado y tenía la cabeza en las nubes.
—Chengmei, cuida tus palabras. —Advirtió Song Lan.
—No necesito cuidado, quiero arriesgarlo todo. —Plantó un beso en su mejilla y mostró su clásica sonrisa—. ¿Te recuerdo lo que hice en Ciudad Yi?
Este chico no valora su cuerpo, realmente provoca al cultivador que anda ansioso y desesperado por reclamarlo.
—Estás muerto.
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Hola mis queridas lectoras, ¿Cómo están el día de hoy?
Espero todo se encuentre bien y tengan esas caritas con una sonrisa.
Bueno, como ven a penas pude actualizar un capítulo. Realmente estas tareas me tiene muerta y cada día suben más y más, pero pronto tendré más tiempo para escribir y brindarles entretenimiento.
Un comentario respecto a la historia, espero estar haciéndolo bien. Temo que esté exagerando con algunas cosas o que la historia no tenga sentido. Algo que quiero compartir es que muchas de estas personalidades las saco de... am... bueno, podemos decir que roles que tengo. Si no fuera por esas personas con ocurrencias creo que la personalidad de Xue Yang o Song Lan serían muy planas haha.
Por otro lado, quiero que sepan que no soy buena escribiendo +18. Les digo para que se vayan preparando, ya saben CRINGE.
Haha, bueno, eso es todo mis lectoras, que tengan una bonita semana y nos vemos pronto.
LAMENTO LA INTRIGA, BYE BYE.
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𝐀𝐦𝐚𝐫𝐠𝐚 𝐃𝐮𝐥𝐳𝐮𝐫𝐚 - 𝐒𝐨𝐧𝐠𝐗𝐮𝐞
RomanceDespués de la muerte de Xiao Xingchen las cosas fueron distintas para ambos jóvenes. El mudo taoísta Song Lan y el delincuente Xue Yang, unen sus caminos por el gran amor que tenían por el ciego daozhang. El comienzo era complicado, el resentimiento...