Capítulo 12

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𝚂𝚑𝚞𝚊𝚗𝚐𝚑𝚞𝚊, 𝚎𝚜𝚙𝚊𝚍𝚊 𝚎𝚜𝚌𝚊𝚛𝚌𝚑𝚊𝚍𝚊

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Transcurrieron nueve meses desde la última vez que vio al temible Patriarca Yilling y su pareja, el distinguido Lan Wangji. Fue suerte que no hayan atacado y entregado inmediatamente ante los clanes, pero no había que confiarse. El amuleto Shaoran parecía ser una simple piedra, nunca mostró ningún tipo de poder como dijo Wei Ying. De todos modos, el intercambio no fue algo tan valioso como para arrepentirse.

Durante esos meses, Song Lan estuvo decidido en llevárselo a la casa del ataúd. Viajar cansaba y no tener un lugar estable también era un problema. Ciudad Yi estuvo abandonada por mucho tiempo, es hora de habitarla y cambiar su sombrío ambiente.

—Song Zichen, ¿estás seguro de volver? —a Xue Yang no le parecía una buena idea, los recuerdos atormentaban su cabeza y temía caer en la locura.

—Confía, es el único lugar estable en el que podremos vivir. —Su tono era confiado, no mentiría a su pequeño delincuente.

Ingresaron a Ciudad Yi, todo está igual que antes; había niebla, las casas deshechas y algunos rastros de sangre. Cuando llegaron a la casa del ataúd, todo estaba igual, nadie vino ni por error.

—Tenemos mucho trabajo si queremos que este sea un hogar.

Song Lan dio la razón moviendo la cabeza, dejó las espadas a un costado y buscó lo necesario para tapar los huecos y refaccionar las paredes.

—No me dejes sin hacer nada, debe haber algo que yo pueda hacer. —Se quejó Yang.

—Busca leña para el fuego.

¿Eso era todo? ¿Él se divertiría construyendo mientras busca aburridos palos? Eso era injusto, pero decidió no discutir, pues la paciencia de su amigo no era la mejor. Antes de adentrarse al bosque, buscó una vela para no perderse entre la niebla, pero algo extraño captó su atención.

—Shuanghua, ¿por qué te agitas? —la espada parecía querer algo, deseaba que la levanten y permitirle que sea su guía por esta vez—. Seguro son cadáveres.

Rápidamente tomó la espada y corrió al bosque, la espada escarchada giraba en distintas direcciones, parecía no tener un control sobre lo que quería. Esto molestaba a Xue, una espada indecisa que solo quiso molestarlo, pero de repente, Shuanghua dejó de moverse.

—Al fin te calmas, para ser espada de un pacífico cultivador te mueves como loca. —Guardó la espada tras su espalda y comenzó a recolectar leña.

Silenciosa era la noche, solo el viento provocaba ruido junto a las hojas. Debía apresurarse si no quería que Song Lan lo regañe, pero un estruendoso ruido hizo que saque a Jianzai por el susto. Era un llanto, uno muy agudo que perforaba sus tímpanos. Otra vez, la espada de Xiao Xingchen se sacudió, empujando al menor en dirección al llanto.

—Deja de empujar, no eres quien para darme órdenes. —Los reproches fueron en vano, Shuanghua era mucho más fuerte que el pequeño cultivador.

Entre tropiezos, llegó al lugar causante de esos llantos. Acercó la vela lo más que pudo y calló cuando vio esa estremecedora escena. Era una joven pareja que lloraba con su hijo en brazos, el bebé parecía chillar de hambre, pero había algo extraño en esa familia. Sus manos estaban manchadas de sangre, algo sucedió antes de hundirse en llanto.

—Déjalo antes de que nos encuentren. —Habló la joven dama con su voz quebrante.

Pusieron al niño cerca de un nido de cuervos, cuales volaban alrededor para poder cenar. Con horror en sus rostros, la pareja desapareció entre los arbustos y dejaron a su pobre niño llorando y raspando su garganta de tanto grito. Fue inevitable acercarse, la espada empujaba y no había forma de escapar. Espantó a los cuervos que estaban por picotear al pequeño, Shuanghua atacó a voluntad propia y se clavó en el césped, a pocos centímetros del bebé.

—¿Esto era lo que querías que encontrara? —observó al pequeño, sus ojitos estaban cerrados y sus lágrimas era rojas como las de...— Xiao Xingchen...

Un bebé ciego, víctima de los malos tratos de esta repugnante sociedad. Quedó pensativo en sí llevarlo o no, pero ¿Qué diría Song Lan?

—No puedo dejarte aquí, serás comida de esos cuervos y estás huesudo como para llenarlos. —Cargó al bebé entre sus brazos junto a la espada, olvidó por completo la leña y corrió tan rápido como pudo a la casa del ataúd—. ¡Song Zichen!

El gritó alertó al taoísta y fue ni bien llegó su amado, notando que cargaba algo entre sus brazos.

—Trajiste la leña, creí que... —observó algo más, no solo el bulto, sino...— ¿Qué haces con Shuanghua? —arrebató la espada y, a punto de regañar a Xue Yang, escuchó quejidos provenientes de ese bulto—. ¿Qué traes ahí?

—Shuanghua me guio a él, pensé que el arma de daozhang se volvió loca, pero... —mostrando la carita del bebé y sus párpados planos, inmediatamente Song Lan notó algo.

—Hace más de nueve meses el alma de Xingchen desapareció, confirmando que se recuperó. —¿Podría ser él? —Si Shuanghua te llevó a él, eso quiere decir que nuestro querido Xiao Xingchen volvió.

Las lágrimas no se hicieron esperar, por fin su amigo estaba de vuelta, siendo un tierno bebé que no la pasó bien desde que nació. Tomó al pequeño en brazos y pidió a Xue Yang que busque agua y tela, para limpiar sus lagrimitas.

—Por fin estás aquí, hay tantas cosas que quiero decirte. —Dijo mientras limpiaba su rostro—. Lo que pasó en el Pabellón de la Nieve no fue culpa tuya, debo agradecerte por darme la vista, sin tan solo...

—Pudiera escuchar lo que piensas. —Interrumpió el menor, escuchando los balbuceos de su pareja, pues todo lo que decía podía escucharlo gracias a la telepatía.

Limpio y calientito, el pequeño era arrullado por Xue Yang. Cubrieron sus ojos con un pequeño trozo de tela, para que nada lo lastime. El niño tenía rasgos que se asemejaban a su difunto amigo, incluso Shuanghua lo reconoció como su maestro.

—¿Crees que debería llamarse Xingchen? —preguntó Xue.

—No veo por qué no, después de todo, su espada lo reconoció. Lo correcto es cuidarlo, al pequeño Song Xingchen.

—Que feo nombre, mejor que sea Xue Xingchen.

—Song Xingchen y punto.

—Xue Xingchen, no suena muy bien con ese apellido. —Finalmente, acomodó al bebé en uno de los ataúdes, pues no tenían una cuna—. Descansa, Xue Xingchen.

—Song Xingchen. —Aclaró Song Lan.

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Por fin llegamos a la última parte. El día de hoy quise hacer un especial de tres capítulos, pues resulta que ya llegamos a las 1k de vistas. 

Fue hace poco que publiqué la historia y subió muy rápido en los rankings, todo gracias a ustedes.

Otro punto a tocar. También hago este especial de capítulos porque la siguiente semana estaré tan ocupada que ni podré escribir una sola oración. Deséenme suerte, la siguiente semana será la más estresante.

Finalmente, ¿les está gustando la historia? No quisiera estar exagerando con nada o cambiando algo que no debe ser. Eso mis queridos lectores, los leeré muy pronto, bye bye.

𝐀𝐦𝐚𝐫𝐠𝐚 𝐃𝐮𝐥𝐳𝐮𝐫𝐚 - 𝐒𝐨𝐧𝐠𝐗𝐮𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora