ALEX
Jueves 31 de diciembre
Opciones y posibilidades
Y así, señoras y señores, es como otro año se nos va a la mierda. Una parte de mí lo agradece, pero la otra se encuentra inevitablemente agobiada ante lo poco que logré en los últimos doce meses.
Era enero y, tras un pestañeo, llegamos a diciembre sin que me diera cuenta. De un modo vertiginoso y aterrador, el tiempo se me escapó entre los dedos como si fuera humo.
Hace un año con exactitud estaba riendo y brindando con un grupo de amigos por el nuevo inicio... Tenía planes y el futuro lucía prometedor, pero al final nada ha salido como esperaba. Desde que la agencia que me representaba me dejó, las cosas no han hecho otra cosa más que empeorar. Ahora soy un actor extranjero, sin agencia y sin trabajo. Puto fantástico, ¿eh?
—Si fuera tú, me habría montado en un avión para ir a casa desde hace mucho —comenta Jordan, que tiene la mirada fija en la pantalla del televisor porque estamos jugando al Call of Duty mientras compartimos nuestras penas, como los hombres adultos que somos—. No digo que es lo que debas hacer, en realidad preferiría que te quedaras en la ciudad. Carajo. Es solo que yo no sirvo para sufrir, camarada.
—¿Alguien diría que sirve para eso? —frunzo el ceño, pero no pierdo la concentración de lo que pasa en el videojuego.
—¡Vamos, Alex! Entiendes lo que quiero decir.
—Sí... —admito un momento más tarde—. Tampoco me gusta pasarla mal, Jordan, pero me jode la idea de rendirme ahora y volver a casa.
—¿Es eso tan malo? Creo que podría soportarlo a cambio de una vida cómoda.
—Me gusta ser actor —respondo entre dientes—. Quiero ser actor.
—Y lo eres.
—Solo he ejercido como doble de acción hasta el momento. Y sé que en el fondo esta no es la carrera que mi madre quiere para mí. Dice que me apoya, pero en realidad espera que se me pase el capricho, vuelva a casa y me dedique al negocio de la familia.
—¿Aún después de cuatro años?
—Oh, no la conoces —digo con una mueca—. Es una mujer optimista, por no decir obstinada.
—Bueno, veamos el lado positivo. Al menos tienes un plan de respaldo seguro por si las cosas salen mal. No todos tenemos esa ventaja.
Chasqueo la lengua y suelto un suspiro de frustración.
—Eso no lo puedo negar. Me guste o no, sé que esa opción siempre está abierta para mí. Mi madre no deja de recordármelo cada vez que hablamos por teléfono.
—Por cierto, ¿le contaste por fin que te quedaste sin agencia?
—¿Y darle más motivos para que me suplique que vuelva a casa? ¡Ni loco! No hablo de esas cosas con ella. En lo que a mis padres respecta, me va de maravilla por aquí.
ESTÁS LEYENDO
Sol de invierno
RomanceNo se buscaban, pero se encontraron y quizá eso es justo lo que ambos necesitaban.