Capítulo veinticinco

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JOY

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JOY

El supuesto motivo

Me siento terrible.

Este es uno de esos días en los que me detesto por ser una odiosa entrometida. Sí, en esta ocasión fue Della la que me alentó a que hablara con Alex, pero mira cómo ha terminado eso.

Me planté delante de él sin estar segura de cómo abordar el tema, lo presioné y al final solo conseguí hacerle sentir mal. La cara larga que ha traído todo el día es por mi culpa. ¡¿Por qué nadie me detuvo?!

—¿Por qué todos lucen miserables el día de hoy? —me pregunta Della, lo que me hace salir de mis pensamientos y levantar la vista hacia ella.

Tengo los brazos cruzados sobre la barra y mi mentón apoyado de ellos. He pasado aquí la última media hora, pese a que todas mis cosas se encuentran en la mesa de la esquina. No tengo ánimos para trabajar. Después de la conversación con Alex, me sentí tan mal que reprogramé las citas con posibles clientas que tenía para hoy.

—Bizcochito... —Niego con la cabeza—. Cometí un error.

El ceño de Della se frunce.

—¿Qué pasó?

Le hago un gesto para que se acerque más, así puedo hablar por lo bajo, sin riesgo de que Alex nos escuche.

—¿Recuerdas lo que me dijiste sobre hablar de frente con Alex sobre lo de Shelley?

—Sí. ¿Lo hiciste?

Asiento.

—Y no salió bien, bizcochito.

—¿Por qué? ¿Qué te dijo? —Su mirada se desvía con discreción hacia Alex y luego vuelve a mi rostro.

—Fue algo... confuso.

—¿Vale?

Hundo las cejas con una mueca.

—La cosa es que, si he entendido bien, a él le gusta ella... pero no planea hacer nada al respecto.

La boca de Della se abre en un pequeño círculo.

—¿Qué? ¿Él te dijo que le gusta Shelley? —arquea las cejas—. ¿Textualmente?

Mi cara refleja el mismo desconcierto que sentí en el momento que compartí con Alex más temprano y niego con la cabeza.

—Te he dicho que fue todo muy confuso, Della. Pero... básicamente lo dijo.

Mi amiga resopla y pone los ojos en blanco.

—Ay, no puede ser. Ustedes dos son una broma.

—Della, ¿qué pasa si es por mi culpa que él no piensa hacer nada al respecto? ¿De verdad puedo ser una persona tan mala para interponerme en su felicidad solo por un estúpido contrato?

Sol de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora