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Mina escucho cuando Momo salió del departamento junto con Sana. Volteó para ver a Mina sentada a la orilla de su cama con la mirada pegada en el suelo - ¿Te sientes bien? – preguntó la profesora de medicina.

-No – respondió fríamente la pelinegra.

-¿Por qué siento que estás molesta o enojada?

-Es estúpido.

-No creo que sea estúpido.

-Debería irme – Nayeon se levantó y caminó hacia la puerta de la habitación – déjame pasar.

-¿Crees que dejaré que tomes un auto sola a esta hora?, ¿Quieres morir acaso? – la pelinegra levantó la vista y sintió como sus rodillas perdían fuerza al encontrarse con la mirada de Mina.

-¿Quién eres?

-Es una pregunta muy general Nayeon.

-¿No te da curiosidad?

-¿Qué cosa?

-Nosotras, todo lo que ocurre en estos momentos. ¿Acaso, soy la única?

-¿De qué estás hablando?

-¿No sientes la atracción que existe entre nosotras? – Mina se quedó en silencio – ni siquiera debería tocar el tema, porque me muero de vergüenza con tan solo estar frente a ti en estos momentos.

-¿Qué soñaste anoche? – Nayeon se congelo.

-Soñé con nosotras – Mina recorrió el rostro de la pelinegra durante algunos segundos.

-Soñé que nos casábamos, era una boda simple, estaban todos nuestros seres queridos, pero terminaba mal. Me asesinaban el mismo día de nuestra noche de bodas. Era muy real – Mina llevó su mano derecha al centro de su pecho – aun siento como la impactaba con el centro de su pecho.

-Soñé que te iba a dejar flores a un cementerio, era como estar viendo una película. Era la misma imagen una y otra vez, sabía que era diferente, sólo porque podía ver la ropa que ocupaba. Siempre era distinta.

-Jamás había soñado contigo antes. Debo admitir que sentí miedo al principio.

-¿Ahora lo notas? Es obvio que existe algún tipo de conexión entre nosotras, deja de negarlo.

-¿Cómo podría negarlo? Estás acá está noche – Mina se empoderó y acercó su cuerpo algunos centímetros hacia el de Nayeon – tus mejillas están rojas por el alcohol ¿Cuánto tomaron?

-No quieres saber.

-Sí, sí que quiero – Mina llevó sus manos tranquilamente hacia los costados de las caderas de Nayeon.

-¿Por qué no me cuentas todo lo que sabes?

-No podría hacerlo, no me creerías.

-¿Por qué dices eso?

-Nayeon, no entiendo por qué nos está pasando lo que nos pasa. No entiendo porque sueño contigo o porque te extraño. La última vez que sentí eso, yo... la última vez... sólo extrañé a una sola persona en mi vida, debes entender que es difícil.

-No te estoy pidiendo una relación, solo quiero poder estar contigo en nuestros momentos libres y privados, escucharte leer un libro, que me expliques una que otra cosa que no entienda de la materia.

-Eso sería trampa.

-Sabes que no te importa – Nayeon abrazó el cuello de Mina dejando su rostro muy cerca de ella – eres hermosa, tus lunares están ubicados de una forma muy llamativa, parecen constelaciones – el corazón de Mina se detuvo durante algunos segundos, la única persona que le había dicho algo por el estilo, había sido el amor de su vida de hace años atrás – espero algún día me dejes recorrerla.

Entre dos MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora