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Rosé quedo encantada con el baile de Jennie, claramente era una bailarina profesional y le encantaba observar como sus caderas rozaban su centro y como tomaba sus manos con las de ella y las pasaba por todo su cuerpo. ¿Cómo podía ser esto legal? Jamás le había pasado algo así. Momo era la chica más hermosa que había conocido y sabía que aún así no se la merecería, pero ahora llega Jennie, quien es aun más sexy y completamente una bomba sexual para desordenar sus ideas, no era normal.

-¿Por qué me tocas tan descaradamente? – susurró Rosé mientras volteaba para quedar frente a frente de Jennie - ¿Estás bien? – la bailarina no estaba bien, todo su cuerpo estaba explotando en placer, volver a tocar a Rosé la llevó a un lugar donde pensó que jamás volvería a estar.

-Yo... lo siento... - Jennie comenzó a alejarse y Rosé lo notó – tengo que irme.

-¿Qué?, ¿Por qué? Pensé que lo estábamos pasando bien.

-Sí, lo pasé bien, bailar contigo fue... fue... estuvo bien – era obvio que pasaba algo, la fotógrafa lo sabía – solo... necesito aire... con permiso.

-Jennie, Jennie espera.

Rosé hizo caso omiso a las palabras de Jennie y la siguió por detrás hasta llegar a la parte posterior de la mansión. Vio como Jennie pegó su frente a la pared, cerró los ojos y comenzó a golpear con sus manos el concreto del muro. Lo segundo que notó fue la desesperación en su rostro y como sus rodillas perdían fuerzas para poder seguir manteniéndose de pie. La bailarina cayó arrodillada al suelo y las lágrimas aparecieron en ese momento, haciendo que el corazón de Rosé se partiera en mil pedazos ¿Por qué estaba sufriendo de esa forma cuando hace menos de 20 minutos estaba tan feliz bailando con ella?, ¿Por qué tenía tanto sufrimiento en es interior?, ¿Tenía que ver con ella? Probablemente sí.

-¡Jennie! – gritó Rosé desde la distancia, no quería acercarse, el temor de que pudiese hacer algo de lo que mas tarde se podría arrepentir la estaba consumiendo.

-No avances, quédate ahí Rosé, no avances – la bailarina comenzó a ponerse de pie – por favor... aléjate de mí, no dejes que vuelva a acercarme a ti, no dejes que vuelva a hablarte, a buscarte. Por favor, desaparece de mi vida, no vuelvas más.

-Yo... - Rosé comenzó a llorar sin entender el por qué del asunto. ¿Por qué las palabras de esta desconocida le dolían tanto?, ¿Por qué no quería acercarse?, ¿A qué le temía? – Lamento por haber arruinado tu noche – cuando esas palabras salieron de la boca de Rosé, Jennie sintió que moría aún más – yo... yo debí tener en cuenta lo que me dijiste hace días, debí entender que, aunque yo no entendiera todo lo que estaba pasando tú, por alguna razón, tienes sentimientos hacia mí. No debí cruzar la línea, lo siento.

-No me pidas perdón por eso – Jennie comenzó a acercarse lentamente a Rosé, quería, de todas formas, mantener una distancia prudente – estar contigo así de cerca fue lo más hermoso que me ha pasado en estos últimos años. Desee volver a tener un contacto así contigo hace mucho. Nuestras pieles siempre fueron compatible, no sé si te diste cuenta – claro que sí, claro que lo había hecho – pero duele, duele tener cerca y no poder tenerte, duele saber que besas, abrazas y te acuestas con otras personas, duele... duele porque... porque tu no me recuerdas y duele saber que no lo haces – Rosé simplemente escuchaba sin moverse – necesito alejarme de ti un tiempo, creí que sería buena idea comenzar a estar cerca de ti, pero veo que no, no es bueno, mis emociones no lo soportan del todo y tu tampoco estás lista para mí, puedo sentir tu confusión, tu rechazo, tu inseguridad. Mi Rosé, jamás se sentiría insegura de nosotras, ella jamás lo permitiría – Jennie levantó su bolso y caminó en dirección a Rose para luego dirigirse a la salida, por alguna fracción de segundos, se le pasó por la cabeza que Rosé la seguiría, pero no lo hizo. Rosé tenía muchas cosas en la cabeza y muchas ideas las cuales debe ordenar.

Entre dos MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora