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La vida después de que todas las chicas comenzaran a recordar simplemente alivió todo el dolor que venían trayendo sobre sus hombros el resto de las chicas.

Los días que vinieron después de que cada una comenzara a retomar su nueva vida en donde la habían dejado hace 5 años atrás, era simplemente increíble. La actualidad de Mina y Nayeon era increíble. La pareja decidió irse a vivir juntas inmediatamente después de que Mina se lo pidiera, mas bien, exigiera. La estudiante de derecho no quería perder más tiempo. Cada vez que veía en lo que se había convertido Nayeon y todo el progreso que se había perdido por culpa de sus acciones en el pasado hacía que la chica se odiara así misma, pero después, después venía la noche y Nayeon llegaba después de un día de trabajo con comida rápida y dos copas de vinos. Se recostaban sobre uno de los sofás y miraban algún programa de variedad, películas o series, pero todo se sentía familiar, y esa sensación hacia que todo el dolor del pasado disminuyera cada día un poquito más.

Nayeon y Mina habían hablado de que era lo que harían ahora que la ex bestia recordaba todo lo que había ocurrido y la chica de los lunares perfectos no dudo en responderle que estudiaría nuevamente derecho, para Nayeon ni siquiera fue una sorpresa. Sabía perfectamente que su chica había nacido para las leyes y que sería la mejor, incluso mejor que ella. Así que, básicamente, Nayeon se levantaba a las 6 de la mañana para poder llegar a las 8 al buffet de abogado, que tenía como socia a Sana, quien había decidido cerrar uno de sus ciclos viciosos y dejar de dar clases en la universidad donde había conocido a Momo. Así que su presente era más que increíble.

El bufet que abrió junto con Sana no tardó en comenzar a mostrar frutos y eso era algo de lo que estaba muy orgullosa. La vida de Nayeon tampoco fue fácil, su vida se volvió aún más compleja con todo el asunto de haber perdido a su novia y haberse alejado de todas sus amigas, pero ahora, ahora estaba viviendo con Mina, trabajaba con su mejor amiga y por las noches, por las noches dormía y tenía sexo con su novia hasta que su cuerpo se quedara sin energías o simplemente se acurrucaba en el cuello de Mina mientras que esta leía y/o estudiaba para la universidad. A veces le parecía que esto era muy cómico, hace cinco años atrás, la que se acurrucaba mientras que la otra estudiaba, era ella.

Jeongyeon seguía trabajando como repartidora de comida rápida, no era un trabajo que le diera mucho dinero, ni siquiera podía arrendar un departamento completo, solo podía arrendar un cuarto, pero ese cuarto era su hogar y así se lo había hecho saber a Jihyo. La abogada estaba orgullosa de todo el esfuerzo que ponía Jeongyeon en salir adelante, realmente era una versión muy diferente a lo que ella recordaba, pero, aun así, esta versión era muy llamativa y la volvía loca con detalles mínimos.

Durante las noches libres de Jeongyeon, la ex ángel manejaba sobre su moto hacia el departamento de Jihyo para cenar juntas, contarnos sus días y hablar del pasado, pasado que ella aún no recordaba, pero que amaba escuchar de la voz de Jihyo. Sabía perfectamente, que, por lo que sentía cada vez que la abogada le contaba alguna anécdota, todo era verdad.

-¿Cómo has estado? – preguntó de la nada Jeongyeon mientras abrazaba a Jihyo después de haber tenido sexo.

-Me lo has preguntado muchas veces.

-Me refiero – Jeongyeon se acomodó sobre el cuerpo de Jihyo quedando entre las piernas de la abogada - ¿Cómo te sientes conmigo?

-Me acabas de follar y me preguntas este tipo de cosas – la repartidora no pudo hacer nada más que reírse – creo que no importa si no recuerdas nuestra vida, la manera en la que me tocas y me haces sentir cuando estamos cerca, es suficiente para mí.

-He estado pensando en algo.

-¿En qué?

-En que debo estudiar algo, pero no sé qué estudiar.

Entre dos MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora