DS. Residencia Castillo Fairchild.

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Observó impaciente a su esposa desde la sala de espera del hospital. Agitaba su pierna y acariciaba su barba casi blanca a la espera de los resultados.

—Algo no anda bien –dijo en español y el enorme perro negro a su lado emitió un sonido de tristeza. Lucas le acarició la cabeza y el animal se recargó en su pierna –. Si, yo también estoy asustado, Fam.

Por un momento su esposa volteó a verla con la sonrisa más triste que pudo haber visto en toda su vida. Su corazón comenzó a latir con fuerza en cuanto la vio acercarse a él con lentitud, se levantó y caminó hacia ella.

—¿Que te dijeron?¿Que pasa, mi amor?

—Será mejor que vengas, Lucas. La doctora quiere explicarte la situación.

—Entiendo –Irene le dió un beso en la mejilla y lo tomó de la mano –. Quédate aquí, Fam.

La preciosa perrita negra se sentó mirándolos fijamente y jadeando. Lucas caminó con Irene hasta el cubículo de la joven mujer que revisaba sus documentos, en cuanto ambos estuvieron sentados frente a ella, se quitó las gafas y suspiró.

—Buen día, señor Castillo. Tenemos los resultados de los análisis que habíamos realizado hace unos días... Me temo que no son nada favorables...

Lucas sintió un nudo en la garganta, pero carraspeó y asintió.

—Por favor, solo digalo –la mujer asintió y continuó.

—El tumor es demasiado grande para extraerlo con cirujía... Lo lamento en verdad. Hemos hecho todo lo posible por impedirlo, pero está fuera de nuestras manos ahora...

Sintió la mano de sus princesa estrujar la suya y la miró. Ella le sonrió como siempre solía hacer cuando se sentía abrumado.

—Los dejaré un momento –la doctora salió y cerró la puerta. Lucas suspiró y dejó correr sus lágrimas.

—Mi amor, sabíamos que este momento llegaría en algún momento.

—Lo sé, pero jamás me preparé para vivir sin ti, mucho menos para afrontar algo como esto... Mi princesa... –le acarició la mejilla –Mi hermosa princesa.

—¿Llena de arrugas y canas?

—Tu eres la definición de "belleza" –se acercó para darle un beso en la frente y luego en los labios –¿Cómo estás tan tranquila?

—Desde los últimos resultados presentía que algo saldría mal... Pero, me tranquiliza saber que he vivido mejor que bien, he hecho todo lo que necesitaba hacer, he visto a mis hijos crecer, he visto casi todo el mundo, he pasado literalmente toda mi vida a lado del amor de mi vida. He vivido mejor que bien y todo es gracias a ti, Lu. Me dolerá dejarte, pero...

—No... Aún no te despidas, por favor. No le hemos dicho a los chicos.

—Llamé a Nana y Syl anoche, no deben tardar en llegar. Tu tendrás que hablar con Azura

—Lo haré en cuanto lleguemos a casa... –pero no pudo evitar que sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas y abrazarla con la fuerza que pudo –. En verdad no quiero perderte, mi reina.

—Yo sé que estarás bien, mi príncipe. Después te todo, siempre me has cuidado.

—Y lo haré hasta el último momento, te lo prometo.

Ella le sonrió y una lágrima todo por su mejilla al momento en que le daba un beso en la mejilla. Luego de un rato regresaron a casa, en ningún momento Fam se despegó de Irene quien le acariciaba la cabeza y miraba por la ventanilla. Al llegar a casa, divisaron a los gemelos bajando las maletas del taxi.

Tales of Cadah |#4| © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora